Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Día 2. El jetlag

desde la isla de

Me alcanzó el jet lag. Y camino a una ciudad de 18 personas que se llama algo parecido a Hussafell, me quedaba dormida. Tan cansada, que empezaba a soñar de inmediato. Tan cansada, que me costaba hablar y pensar cuando me despertaba. Tan cansada, que Pato y yo peleamos todo el día.

No sabía si me había soñado que el día anterior llegó a buscarnos un taxi que era un Audi.

O si no me habían entendido en una tienda, a pesar de que era claro que yo hablaba inglés. Tal vez la persona que me atendió no.

Al llegar al centro de reunión, comimos en el Bistró. La comida se enfría tan rápido como en Los Chespiritos. Había nueve y veríamos más en el camino.

Nos recogieron en unos buses modo Monster Truck. Originalmente, eran camiones de la OTAN en los que transportaban misiles. No tenían mucho sentido en un país neutral, como Islandia, que nunca ha tenido ejército. Así que los remodelaron para el turismo.

Empezamos a subir muy lento la montaña, o lo que ellos llaman the highlands. Es un paisaje lunar de algún planeta volcánico donde cae nieve.

Nos detuvimos en un campamento de verano y ya nevaba tipo garúa. Pato conoció la nueve, hizo angelitos, pelotas de nieve, las tiró, se tiró, se llenó de nieve. Fue feliz.

De camino, lo mejor para mí, son las historias.

  • Historia y relato se dicen igual en islandés: Saga. No se sabe cuánto es exageración y cuánto es cierto.
  • Islandia fue colonia danesa 500 años. Un día llegó el rey danés y decidió que toda la isla sería de Dinamarca. Y así lo fue hasta que los nazis invadieron Dinamarca en la segunda guerra mundial. Por cierto, no lo contaron, pero yo sé que el rey danés se puso una estrella amarilla en el hombro y muchos daneses también. Además, evacuaron a sus judíos a Suecia. No entregaron a ninguno.

Los gringos y los británicos, preocupados de lo que podría pasar si los nazis llegaban a Islandia, llegaron primero y les hicieron dos aeropuertos en la capital. Envalentonados, los islandeses enviaron un telegrama al rey diciéndole que sentían mucho lo que les estaba pasando en Dinamarca, pero que ellos lo pensaron mejor y que era momento de seguir cada uno por su lado y que no sos vos soy yo, y que te vaya bonito. Una grosería. Pero el rey tuvo la decencia de responderles por telegrama también que les deseaba lo mejor y felicidades por la independencia. Ya sabía ese Rey que esto era un peladero impredecible.

  • Los vikingos llegaron aquí cuando los expulsaron de Noruega. Eran solo hombres, que en realidad, eran muy violentos. No se les decía piratas porque ya tenían el nombre de vikingos, pero el código de conducta era muy similar. De camino, pasaron por Escocia e Irlanda para traer mujeres y esclavos. Ellos hablaban nórdico antiguo, que es lo que se sigue hablando aquí y ellas gaélico. Ellos adoraban a los dioses antiguos y ellas  eran cristianas. A los 5 siglos, estaban a punto de matarse en una guerra civil por un tema religioso. Así que uno de los encargados de gobierno lo pensó toda la noche y decidió, de un día para otro, que Islandia sería toda cristiana y que los que querían seguir con la vieja religión, podían hacerlo pero en la privacidad de su casa y sin que nadie se matara por temas religiosos.

300 años más tarde, de nuevo, entra el rey danés y se queja que qué relajo, que llevaban 300 años de cristiandad y no había una sola iglesia y ofrece que por cada iglesia construida aplica una exoneración de 30 años de impuestos. La isla se llenó de iglesias. Pero aquí no hay madera. Los materiales son muy caros. Así que las hicieron como la casita de palitos de los tres chanchitos. No les dieron mantenimiento pero sí aprovecharon no pagar más impuestos el resto de sus vidas.

  • Mientras fueron colonia danesa, no tenían cárcel. Cuando alguien cometía un delito, le daban a escoger entre ir a la cárcel en Dinamarca o exiliarse en los highlands islandeses. La mayoría escogía lo segundo. Se iban a vivir a una de las muchas cuevas volcánicas y no salían de día, porque cualquier que los reconociera podía matarlos. Salían solo en la noche a robarles a los granjeros para sobrevivir. Por eso la zona se conoce además como el Valle de los Ladrones.

Una vez que cumplían la pena, podían reincorporarse a su comunidad. Y eran muy deseados, por las habilidades aprendidas en esos 10 o 20 años de vivir así.

  • Cuenta la leyenda que uno de estos exiliados era un hombre enorme, muy fuerte, que se llamaba Eric. Era tan fuerte, que podía caminar con sus manos. Era tan fuerte, que necesitaba comer mucho para mantener su fuerza. Así que robaba más de la cuenta. Los granjeros se organizaron y 20 de ellos fueron a tratar de matarlo, armados de sus escudos y sus espadas. Eric solo tenía un hacha y aun así logró matar a 10 granjeros. Ellos le cortaron una pierna. Eric huyó brincando sobre la otra y subió a la cima de un glaciar, donde vio el atardecer y murió en paz. En otras versiones, le cortan las dos piernas y sube caminando con las manos. Las versiones coinciden en que ve el amanecer y muere en paz. Ese glaciar ahora se llama el glaciar de Eric.
  • Y la más triste: una chica que mata a alguien por error y debe exiliarse. Conoce a su compañero de vida y en esas circunstancias extremas tratan de hacer una vida. Ella supuestamente le cantaba esta canción de cuna a su hijo, que enmarca las condiciones por las que atravesaban, que aun se canta a los niños islandeses-


Ella se llamaba Halla. Tuvieron varios hijos que no sobrevivieron, con excepción de una niña de dos años. En una persecución, decidieron matar a la niña tirándola a una catarata, porque cargarla los haría más lentos. Antes de tirarla, Halla la duerme cantándole esta canción.


Gotitas de lluvia

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