Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

8 mil casos

Soñé que me asignaban a otro abogado y me decían que iba a ganar más plata. El doble.

La oficina que me asignaban era más bien una especie de apartamento tipo estudio, pero viejo, de piso de madera. Iba a tener una compañera, alguien nuevo, reclutado de afuera, no de la misma oficina. Su esposo se llamaba Boris. Lo describía como un hombre feo. Había asumido el apellido de él, que sonaba un poco alemán. Ella se dedicaba a familia (Como mi amiga Gaby. Ayer estuve chateando con ella).

El lugar era un desastre, con un escritorio viejo, más bien una mesa. Empezamos por tratar de barrer, armar dos camas, correr muebles y hacerlo más habitable. Estábamos en un tercer piso. Había mucho polvo y telarañas.

Teníamos closet (idéntico al de mi primer apartamento, del que escribí ayer) y yo pensaba que tendría que usar ropa de abogado y ya no más buzos o jeans. Habían otros abogados en otras oficinas que dormían en el lugar, de traje entero y corbata.

Uno de ellos me pasaba trabajo y me explicaba cómo hacer este nuevo trabajo, cómo coordinarlo, cómo ocurría todo.

Me pasó 8 mil expedientes de cobro judicial. Le dije que yo no sabía cómo hacer eso (Anoche vi un video de Al Pacino explicando que en el Padrino I tenía que hablar italiano, bailar waltz y manejar un carro y no sabía hacer ninguna de las 3 cosas)

Me explicaban que era muy sencillo. (El cliente que me despidió me pedía que recibiera las notificaciones de cobro. Siguen llegando a pesar de que terminamos)

Yo calculaba cómo llevar control de todo eso, si habilitaba un correo diferente para notificaciones (Aun no llega la que estoy esperando hace meses), las horas que me exigiría todo este trabajo, cómo justificarme cuando me equivocara, que sabía que iba a pasar. Recordaba mi TCU, mis primeros encargos, de cobro judicial que nunca super cómo hacer. Encima la ley ahora ha cambiado.

Y vos, ¿qué pensás?