Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Hugo

desde la isla de

Los esposos de mis tías son mis tíos políticos, pero nunca les pude decir tío.

De las 4 hermanas, solo queda un esposo vivo. Mi padrastro. Ayer murió Hugo, el tercero.

Tal vez eran 20 años sin verlo. Siempre callado, poca cosa, sonriente. Sabía mucho de carros. Fue funcionario público. Creo que se pensionó temprano.

Siempre con grandes planes y grandes fracasos. Muchos hijos. Los mismos que en mi casa, pero tal vez por esas carreras económicas, mi abuela materna siempre le criticó que se siguieran reproduciendo.

Nunca me pareció que mi tía lo quisiera. Apenas y lo soportaba. No lo decía, pero sé que para ella era un bueno para nada, no existía.

Ella solo tenía ojos y corazón para Julio Iglesias y el Puma.

Tal vez por eso nadie se dio cuenta cuando empezó a decir incoherencias, celos ridículos, a quejarse del sabor de la comida. Mi tía se fue a un cuarto aparte para estar tranquila.

Hugo empezó a despertarse en las noches, a no comer, a tener alucinaciones, a tener problemas para tragar, a caerse a cada rato.

Entraba y salía del Hospital. Se creía que era un cáncer.

El viernes me dijeron que ya la Clínica del Dolor dijo que estaba en fase terminal, que no lo forzaran a nada. Dejaron una inyección con morfina. Decían que la piel se le agrietaba.

Mi mamá y mi otra tía se llaman todos los días para comentar avances y juzgan y reprueban lo que está pasando.

Ayer murió, temprano. Tenía 83 años.

Creo que todos suspiraron aliviados.

Mi mamá, que le tiene miedo a la muerte, espera que la suya no sea tan sufrida.

Hace apenas un mes que murió la primera de las hermanas.

A Hugo le van a hacer una misa, cremarlo y cada quien para su casa.


Gotitas de lluvia

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