Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

No estoy para esos trotes

desde la isla de

Aunque digo que acepto mi edad, me molesta darme cuenta de cuando la edad realmente me afecta.

Como ayer. Salir de nadar, bañarme y vestirme en la oficina, disfrazada de abogada, desayunar con cosas compradas en el Fresh, llegar a una reunión muy temprano.

Me dio tiempo de devolverme a la casa. Pasé horizontal viendo correos dos horas. Y luego vuelta a empezar.

Almuerzo de compromiso social, pero la pasé lindo y me reí y me gustó. Luego visita a amigo triste que cumple años y ese sí ve cómo se le va la vida de las manos y cómo nada salió como él hubiera querido.

Luego hacer tiempo en una sala de espera, revisando correos, oyendo/viendo mis programas de youtube. Limpieza profunda de cara, que no duró tanto porque la tengo muy limpia.

El reto de una mascarilla gruesa tapándome los ojos y la boca por 15 minutos sin moverme: superado.

Luego la presa de mierda hasta el peaje. Bajar hasta Santa Ana para recoger a Pato, que se empapó por andar haciendo jaloguín con un amiguito – y estaba resfriado- y volver por caminos oscurísimos del waze para llegar a la casa después de las 8. Agotada.

Muy social todo mi día. Bajé de 40 segs en 25 pecho, me gustó mi desayuno, pude descansar un rato en casa, almorcé rico, alegré a mi amigo- o eso pienso- y parecía señora escazuceña con mi tratamiento facial de lujo.

No quiero repetir nunca más ese día.


Gotitas de lluvia

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