Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Excluídos

desde la isla de

En el mall se pasea una adolescente perfecta en su cara, su cuerpo, su moda, cómo se mueve. Una reina rodeada de 3 pretendientes igualmente perfectos, con cuerpo de gimnasio.

Todos con esos aburridos dientes perfectos de ortodoncista y blanqueamiento. Se ha perdido el encanto del caos natural, tan único como la huella dactilar, de los dientes sin efectos.

La veo y pienso que definitivamente Pato nunca será como esos chicos. No porque yo quiera que sea otra cosa o porque se le está marcando un camino distinto.

Es que esos chicos viven en otra burbuja, una que uno no se imagina, donde la plata sobra y no tienen contacto con otras formas de vivir la vida.

Pasan al lado de otros muchachos de su edad, que les son invisibles. Estos trabajan en tiendas y restaurantes, tienen apenas el tercer año y salario mínimo. No se cruzan la mirada siquiera.

En la adolescencia, yo tenía claro que era una excluida. Pero también que no tenía la naturaleza para ser parte de eso, aunque por soledad lo añoraba. Pero creía que podía, con mucho trabajo, con mi inteligencia, llegar a un lugar parecido.

Ahora estos chiquillos me hacen entender que ahora hay espacios que ni queriendo. Totalmente ajenos


Gotitas de lluvia

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