Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Viaje

desde la isla de

soñé que tenía un pasaje a NY pero era para irme a vivir allá y yo no quería. Todos me empujaban a irme, a usar la oportunidad y yo no quería. No soportaba la idea de dejar a Pato.

En secreto me propuse boicotear todo y regresar en dos semanas con cualquier excusa.

Me costaba empacar, encontrar la ropa, ponérmela. Alistar las pastillas. Cerrar maletas. Escoger qué llevar, qué dejar listo. No me ponía el reloj.

Preparé todo para que Pato viajara conmigo pero que se fuese solo. Le escribí un papelito a la carrera con instrucciones. No soportaba la idea de dejarlo.

Atrasé a los que me llevaban al aeropuerto hasta que llegamos suficientemente tarde para perder el vuelo, aunque corrimos por los pasillos del aeropuerto que existe en mis sueños, una versión realista del juguete de Fisher Price de los 70.

Alguien nos ayudaba a conseguir espacio en otro vuelo.

Y mientras escribo, el sueño tan vívido se me va desvaneciendo y me quedo entonces solo con la sensación de un recuerdo.


Gotitas de lluvia

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