Pato está enfermito. Fiebre, sudor, lucidez y vuelve a empezar el ciclo.
Hoy tuve que sostenerlo mientras le sacaban sangre “Tengo miedo” me dijo. Y sentí en mi cuerpo como el suyo se endurecía mientras veía cómo me sacaban sangre a mí. Y aunque lloró y pidió que no, permitió que lo hicieran.
Casi no ha comido. Y duerme por horas. Yo siento que no puedo pegar los ojos ni un minuto.
Desde la primera vez que te tuve en brazos, la promesa sigue intacta: velar todas tus fiebres, todos tus sueños.
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