Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Puntos cardinales

desde la isla de

Tenía que ir a una panadería que estaba, por decir, 75 al oeste de la Iglesia de la Soledad. Los chiquitos hacíamos mandados, nos montábamos solos a un bus.

Parada frente a la puerta principal, empecé a tener dudas de a dónde estaba el oeste y empecé a girar sobre mi eje pensando que dependiendo de hacia dónde veía yo, así podía variar la posición del oeste. Cuatro veces. Ocho. O dieciséis, dependiendo de cuánto girara.

Pasé en eso como una hora y nunca logré ubicarme. En esa época no sabía que las puertas de las Iglesias católicas dan al oeste.

Volví sin el pan.

Me regañaron, por supuesto.


Gotitas de lluvia

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