Qué bueno reencontrarte, hablar con vos, ver cómo los temas fluyen, sin nadie que interrumpa, siendo de nuevo vos y yo. Ver que eso está intacto, a pesar del cáncer, del hijo, de la escuela, de las remodelaciones, de las ausencias inesperadas.
Tenía un miedo palpitando en alguna esquina del alma que esto se hubiera perdido.
Era cierto que no podías hacer dos cosas a la vez. Y en los últimos años hemos hecho tanto…
Y no. Ahí estaba. Esperando
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