Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

La compulsión

desde la isla de

La ansiedad social o la timidez o la desadaptación, se hace más evidente en las fiestas infantiles. Al menos en esta podía quedarme al lado de Marce. Normalmente me toca sentarme con las mamás y tratar de adivinar cuándo puedo intervenir en la conversación y equivocarme varias veces. Además del esfuerzo por tratar de escuchar lo que están diciendo. Me canso. Me siento incómoda. Me tenso.

Es la fiesta en la que mejor hemos comido. Patí, plantintá, fruta, queso, jaelitas, chorizo, yuca, chicharrones, ensaladas. Muy por encima de la pizza usual o la repostería añejo con dejo a manteca.  En una casa y no en un centro de fiestas, con naturaleza y verde y llovizna y frío. Perfecto.

Allá en la esquina, hay otras parejas conversando. Ellos son el prototipo de lo que creo que son los bros. En shorts, tennis, gorra y esa forma de hablar tan particular que los evidencia como Chechos de ingeniería. Y lo son.

Hablan del nuevo proyecto que es de tal Banco y las tiendas que curiosamente están abriendo ahí. Especulan. Quisiera decirles que eso es porque los dueños del Banco y de esas tiendas, son los mismos. Pero tendría que levantarme, ir hasta allá y decirles eso. Y luego devolverme. Porque si solo me llego a sentar allá, pasa el momento y ya no tengo nada que decir.

Hablan de sus jefes y sus experiencias con carnes exóticas. De sus viajes. De la gente que se han topado, de las cosas que les han dicho. Yo, yo tengo muchas anécdotas buenísimas. Las he ido mejorando con el paso del tiempo. Les encantaría oírlas, me encantaría que me oigan, que me pongan atención, ser el centro de la conversa, que me pregunten cosas.

También comentan de sus padecimientos de migraña (Yo tuve!) y de cómo nada les sirve (a mí tampoco me servía!), de los gatillos y cómo pierden el habla (¿Quieren saber de los míos? ¿Les cuento?) y el tratamiento nuevo (¡También es el mío! te va a funcionar, vas a ver, pero ¿te dijeron que produce impotencia?)

Se quejan de los costos de las clases de baile en el oeste: $180.00 por cada traje de presentación, $70.00 por cada maquillada, $50.00 por entrada y son tres días. Afuera, están los Audis Q7 que aun no tienen placa, el Audi eléctrico, los carrazos. La ropa de marca, los conocidos mencionados de nombre y apellido en una sola palabra, los eventos comunes, los restaurantes caros.

 

 

 


Gotitas de lluvia

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