Anoche soñé que me costaba encontrar la parada del bus de Alajuela, en la Alajuela paralela de mis sueños. Entraba a una soda a comer mientras encontraba a quién preguntarle, pero no me gustaba lo que servían, pedía cambios y al final me daban solo un plato de picadillo de ayote. No lo tocaba.
Me fui a la calle a preguntar y la parada resultó estar a la vuelta. Yo sabía que estaba cerca, pero no exactamente dónde. El primer bus se llenó rápido. El segundo no permitió que se montaran más de 4 personas. Pensé que podría montarme yo, pero el bus se movía y era peligroso. No lo lograba.
Luego esperé en fila lo que los demás dijeron que eran como 50 minutos. Todos se quejaban del servicio y me contaban las cosas que les pasaban. Yo pensaba si me alcanzaría con las monedas que llevaba, si sabría dónde bajarme en San José.
Y mientras tanto, los pies me germinaban.
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