Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Es peor con calor

desde la isla de

Parece que esta vez no es tan malo, pero con el calor me cuesta más dormir y quiero dormir y me revienta el sol al otro lado de los párpados y el calor.

Llevo años peleando con las bolsas debajo de los ojos: cremas, recomendaciones, pruebas y con esto, al dormir 22 horas de 36, desaparecen. No es la edad, es la madrugadera.

Esta vez usaron una vía de bebé y logré no llorar, respirando hondo y cerrando los ojos. El señor de al lado se vomitó. Llegué con la hemoglobina más alta que he tenido desde que empezó el proceso.

Ayer el doctor me explicó que no ha tenido antes pacientes que nadan durante el tratamiento.

Que hay algo que se llama Chemo brain. Se parece mucho a una tiroides descompensada: se me olvidan pequeñas cosas, hay una neblina mental, no recuerdo palabras que tengo en la punta de la lengua, hacer las cosas me toma más tiempo, me canso, no puedo hacer multitask. Se parece mucho además a cuando Pato está en clases virtuales.

No puedo vacunarme con la 2da dosis el 17 de agosto, que es la cita, porque mis linfocitos van bajando y en esas condiciones no voy a producir anticuerpos. Tengo que esperar tres semanas después de la última dosis y no sé si para ese momento voy a tener que empezar de cero el esquema o si el atraso no me afectará.

He aprendido a mandar a la mierda las cosas que no puedo hacer a tiempo. A que me importe poco. A usar a mi favor la culpa y la ignorancia en torno a la quimio.

Pato llora cada rato por cualquier cosa. No lo dice, pero está asustado, intranquilo. Se porta mal. Y yo sé que es por mí, porque me ve enferma y se preocupa y no sabe procesarlo. Por desgracia, también he aprendido a ignorar eso porque solo puedo conmigo.

Por primera vez me puse a googlear sobre qué hacer durante la quimio, los efectos, etc. No quería hacerlo antes porque no me quería indisponer y ya el Dr, Google antes me había hundido en una crisis de ansiedad.

Pero algo en lo que todos los artículos coinciden es que la enorme diferencia de un paciente a otro es la condición física con la que inician el proceso.

No dejo de pensar en los 10 mil pasos por día en los 10 días de hospital y la sorpresa del cirujano de mi recuperación y los índices.

Entre con condición física de atleta de alto rendimiento. La natación me salva la vida por segunda vez.

Ya me lo venía diciendo mi terapeuta física: Tu cuerpo va a resistir.

Y a tres semanas de la meta (6, si cuento la recuperación), estoy empezando a creer que es cierto.

Y Marce siempre al lado mío. Siempre. Cuando siento ese vértigo emocional, solo tengo que agarrarme de sus manos.


Gotitas de lluvia

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