Desde que empezó la pandemia, él, de necio ha seguido yendo a trabajar, porque no puede hacer otra cosa. Dejarlo encerrado en la casa simplemente no funciona. Aguantó dos semanas y luego jaló a la oficina, donde de por sí pasa solo porque todos los demás sí están tratando evitar al máximo salir.
Hemos hablado pocas veces, porque al inicio, solo resolvíamos urgencias. Que si suspensión, reducción o vacaciones. Qué qué se sabe. Cuándo abren fronteras. Esto va para largo, es una mierda.
Las primeras semanas me preocupé mucho, porque él estaba asustado y es la primera vez que lo veo así. Cada vez que teníamos llamadas, yo esperaba oírlo decir “Todo va a salir bien”, porque eso siempre me ha tranquilizado y porque yo estaba muy descompensada, en crisis, llorando, sin poder dormir. Y nada. Ni siquiera se hacía el fuerte. Abiertamente me decía que lo que se venía era terrible.
En una de esas llamadas de las primeras semanas, me dijo
A mí me urge abrazar a mis nietos. Y las mamas no los dejan venir a verme dizque que por el contagio.
El Tigre cuidó a sus corderitos y veló por cada persona que depende de él, incluyéndome. Se preocupó que todos siguieran con sus ingresos.
Un día me llamó del carro y casi me muero del susto
-Qué putas estás haciendo fuera de la casa?
-Voy para donde mi mama. Me da mucha culpa salir en medio de este despiche pero más culpa me da no ir a verla. Si esto le da, la mata. Cualquier cosa a la edad de ella la mata. A veces me pregunta si Dios se habrá olvidado de ella que aun no se la lleva…
Trataron de estafarlo, más o menos en la misma semana que a mí. Me mandó el audio de lo que pudo grabar. Se hizo pasar por el viejito inútil que mordió el anzuelo, poniendo voz de crédulo y débil. No tenía ni siquiera la computadora abierta. Les dio pelota todo el rato. “Ajá. Ya lo puse. Y ahora qué hago? No puedo leer bien lo que dice esa pantalla porque estoy sin anteojos. Me lo leen? Ay sí sí, eso dice” Uno, que lo conoce, sabe que era ver un gato jugando con un ratón, pasándolo de una pata a la otra. Oro puro, todo el audio. Cuando no aguantó más, les dijo con su voz normal, la que hiela la sangre “Maes y ustedes desde cuando trabajan los sábados?” Y ahí le dieron un nombre falso y el teléfono de la central de Hacienda y terminó todo.
Otro día me llamó. Cómo estás? Cómo va todo? Cómo te sentís? Pato? La familia?.
Y yo, intrigada de tanta amabilidad junta: Estás solo en la oficina? Estoy en speaker? hay alguien con vos?
-Por supuesto que estoy solo en la oficina! No hay ningún hijueputa breteando. Todos escondidos en la choza!
-Bueno no, es que ya me extrañaba tanta dulzura de tu parte. Solo cuando nadie te ve es que dejás salir ese mae cariñoso y preocupado…
Otro día le mandé un meme.
Mae, ni me digás. Es una locura esta mierda.
Hoy me llamó, a preguntarme cualquier tontera. Le contesté y ya le iba a colgar. Me dice:
Pero contáme algo, por la gran puta! Hace cuánto no hablamos? Estoy desesperado, mae, estoy harto de esta mierda del coronavirus. Hasta dónde nos va a llevar?
Entonces pasamos una hora chismeando, comiendo gente, hablando de los maes que no han podido ver a sus novias, de los que se enredan con chavalas complicadas, chismes de focos de contagio, de gobierno, de que más de uno le haría una propuesta de matrimonio porque siempre ha sido dulcititico. Nos reímos y hasta me animé a preguntarle si había notado que la mitad de los internados eran fumadores. Ahí me mandó a la mierda, pero seguimos hablando un rato más. Me dice que el ganado se le está reportando, todas preocupadas por él y para ver si se está cuidando.
Lo apunté en mi lista de llamadas sociales semanales. Los martes toca llamar al Patán y darle cariño hablando paja.
Tengo tantas ganas de verlo y reírnos juntos sin tener entre nosotros un plástico y abrazarlo.
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