Estoy pudiendo leer y como siempre, leer no me falla. Me transporta, me tranquiliza, me devuelve a un lugar seguro.
No tengo claro qué hice ayer además de lo que tenía que hacer de la rutina. Creo que no hice nada. Turnarme con Marce para estar con Pato. Ver pasar el día.
Trabajé un rato en mis matas, quitando las malas hierbas, pasando algunas a otras macetas. Solo me animo a hacer eso con las suculentas, que crecen solas a pesar de mí. Es una lotería que una mata sobreviva en esta casa. Ya se secaron dos pomas y no tengo idea de porqué. Pero tampoco es algo que me desvele. Me gustan, pero no me encantan.
Sí es cierto que estar en contacto con a tierra y el sol y la brisa me hicieron sentir un poco mejor.
No senté a los 3 en la cama. Pato al centro, Marce refunfuñando qué qué había hecho esta vez. Y les pregunté qué les había parecido este tiempo que habíamos pasado juntos en la casa. Pato tenía las manos entre las piernas y veía nervioso y feliz de un lado a otro:
- Empiezo yo. A mí me han paddecido MADDAVILLOSOS y los dos se ganaddon un coddazón. A ti mami?
Y yo preocupándome de cómo irá a recordar estos días. Esa preocupación además se basa en la ilusa idea de que todo seguirá igual cuando lo peor pase. Pero no sabemos cuándo va a pasar lo peor, ni si tendremos varios sustos de estos, varios encierros. Tampoco lo que pasará con el país. A veces leo cosas que me asustan mucho, del nivel de crisis que se viene, como si ese desempleo fuese para siempre. Tengo la idea de que pasados 3 meses muchos recuperarán el trabajo. Pero hay muchos que no. Y para la persona que tiene hambre y sobre todo para el que tiene hijos, un día sin comer ya es mucho.
Los casos siguen subiendo, pero controladamente. Dan una falsa sensación de seguridad. Muchos más recuperados. Florida con 18 mil casos…
Leo de los billonarios que se van en su yate o su jet privado a una isla privada a pasar la cuarentena. En Disney suspendiendo 43 mil empleados sin salario. La mezquindad. Ojalá que el infierno exista y se instale en sus mansiones. Esas celebridades que tanta gente admiraba por ser supuestamente maravillosas personas, encerrados en sus palacios, quejándose por sentirse como en la cárcel, sin destinar un cinco a la gente que lo necesita. En NYC están muriendo sobre todo latinos y negros, muy por encima de los blancos.
Yo no me quiero quedar en un mundo donde esa gente sobrevive. La misma gente de Lindora que no tiene la fuerza de voluntad para cumplir con quedarse en casa, cumplir con una restricción, respetar el espacio de los demás en el supermercado.
Una siesta medio atravesada, con sueño corto que no sé de dónde vino pero que tampoco duró mucho
Y una tarde que no sé a dónde se fue, salvo por trámites de último minuto.
Me escribió la terapeuta. Le dije que estaba usando gotas para dormir. Me dijo que era mejor así, que ya después las podría dejar. Le dije que lloré después de hablar con los de la piscina. Me dijo que era mejor, que llorar era liberador.
Bueno y perdí hora y media viendo un video de historias de conspiración, de un montón de datos sueltos, viejos muchos falsos y conexiones inexistentes entre ellos.
Hay tanta gente descompensándose en medio de todo esto, yo incluída. Sus defectos – los nuestros- sobredimensionados, en neurosis. Pero un matón sigue siendo siempre un matón. El mecanismo es el mismo independientemente de las razones. La misma crueldad escudada en diferentes escenarios. Unhinged. Qué normalidad nos espera después de eso? Cuánta gente no saldrá de ese estado?
Sigo con el pecho apretado y a veces me hace toser. No tengo fiebre. A me dice que debe ser reflujo. No dejo de sangrar. Espero que eso no sea nada y pronto pase. Ya me había acostumbrado a reglas de 3 días. Llevo 4.
De repente era hora de cerrar todo, por los zancudos y empezar a cazarlos. Las gotas. A dormir. Pero antes a leer.
Dijo el Dr. Macaya que hoy es 37 de Covid de 2020
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