Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

295 casos, más gente hospitalizada

Otra vez al dentista. Parece que pasaré la cuarentena saliendo al dentista. Me duele aun, no el dolor que te obliga a ir, sino la maltratada. Esta vez le dije que tenía malos recuerdos de él, pero le dije que los relacionaba con Yvonne y aunque creo que él no entiende bien porqué y tampoco tiene porqué entenderlo, al menos a mí me hizo bien.

Luego al super, porque mi mamá necesitaba cosas. Igual que los demás, veo mucha gente en la calle, caminando juntos, haciendo mandados y me siento mal, me da miedo, me da cólera. Y yo soy una más de las que anda dando vueltas.

El parqueo del super estaba lleno, pero me di cuenta que era porque había fila para entrar al super. A dos metros de cada uno. Alguna gente con mascarillas, otros con máscaras de plástico hechizas.

Adentro, suena una grabación diciendo que solo una persona por familia, que se mantengan alejados, que respeten las marcas de distancia. Se nota el egoísmo de la gente… empujan, no les importa, es como si oyeran “que lo hagan los demás pero a mí me urge”. Ya ni siquiera me decepciono si no encuentro algo y mucho menos pienso en pasar a otro lugar a buscarlo.

Esta es gente que podría ir cualquier día al super, pero va el sábado. Se sientan en cafeterías en grupos. No hacen caso a las instrucciones. Se quejan de la cuarentena desde sus casas con patios, grandes, con piscina. Es la misma gente que en el consultorio de mi amigo A en las primeras dos semanas se negaban a lavarse las manos, a poner alcohol, porque las reglas no les aplican a ellos. Van al super a comprar una única cosa. No se acomodan. Sienten que no tiene porqué. Es egoísmo puro.

Anoche soñé que iba a una escuela que no conozco, pero se parecía a mi colegio. Para llegar a la escuela, gabía que atravesar varias instalaciones. Habían dos piscinas grandes. Yo me pedía tratando de llegar

Mi mamá tuvo que ir al oftalmólogo y la hinchazón del ojo resultó ser una conjuntivitis alérgica. Ya se ve mucho mejor y se alegra sinceramente de las cosas que le llevo. Trato de llevarle fruta, cosas frescas, carnes.

Aun tengo trabajo y trato de rendirlo. Ayer sábado evité trabajar porque la semana fue muy pesada pero además porque necesito recargar baterías. Después de todas mis vueltas pasé la tarde con Pato, viendo tele, jugando. Pato se durmió como 3 horas. No sé si está deprimido o simplemente se siente más seguro durmiendo a la par mía. Anda con ojeras.

Ver a toda la gente en la calle me hace pensar en un futuro cercano dantesco, donde de verdad estemos encerrados forzosamente y todos los días escuchemos de muertos y más muertos y que esos muertos sean míos. Ayer leí de alguien pidiéndole a los médicos de otros países que antes de entubar a un paciente le preguntaran si quería enviar un mensaje a alguien porque un 30% no sobrevivirá.

A la vez pienso que ojalá esas personas en la calle anden visitando o dejándole comida a personas que no pueden salir. Tal vez quieren ir a una finca o a algún lugar en la zona rural donde sienten que por lo menos verán verde o estarán más seguros. Sé que hay gente en San Carlos pasando la cuarentena en una finca.

Yo no extraño la naturaleza. Extraño salir, moverme, nadar, ver otra gente, los lujos de ir todos los días a comprar una tontera, comer en restaurantes y no sentir preocupaciones.

Hace la clase con Pato de terapia de lenguaje es terrible. Dura poco, pero él no quiere, bosteza, no abre bien la boca, se aburre. No sé cómo enseñarle que tiene que hacer lo que tiene que hacer y hacerlo con ganas

Todos los días le hablamos de que todos tenemos que ayudar, que nosotros tenemos que trabajar, que él debe hacer caso y hacer sus clases.

Tuve que cancelar parte del pedido de pan de Adris y me dio culpa. Pero también me da culpa salir. Pedirle a doña Nora que siga viniendo. La gente de la oficina que sigue saliendo  y se sigue exponiendo.

La cuarentena se siente desde hace mucho y llevamos apenas 2 semanas. Se supone que la tercera es la más dura, como el tercer 25 en un 100, el tercer doscientos en un ochocientos.

Además es como todo. Al inicio, todos muy cumpliditos, claros en lo que tenemos que hacer. Y es tan fácil resbalarse y dejar todo botado, aflojar, pensar en que las excepciones me aplican a mí… es tan difícil mantener la disciplina. Creo que Pato, que ayer no salió del todo, no se lavó las manos tantas veces como los otros días.

M nos consiguió unas máscaras esmeriladoras. Se ven exageradas hoy, pero tal vez no lo sean muy pronto. No permiten que a uno le entre saliva y protege. Son las que está usando el Dr. Jiménez para seguir dando consulta.

Tengo las manos resecas de estarlas lavando y creo que estoy empezando a hacer alergia a algunos jabones. Voy a preguntar si me puedo poner crema, porque se supone que no podemos tener grasa en las manos porque el virus hace fiesta. O tal vez he entendido mal.

No sé. No me siento muy animada.

Se contagió un bebé de un año.

Y vos, ¿qué pensás?