Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Premio Magón

desde la isla de

El Semanario Universidad, por razones que me superan, se presta para servir de plataforma a los ataques de don Arnoldo Mora dirigidos contra doña Isabel Campabadal por ganar el premio Magón de Cultura.

De entrada aclaremos que soy una ignorante en temas filosóficos, que, por cierto, tampoco me interesan. Probablemente soy demasiado básica para eso. Pero sé lo suficiente como para saber que, a diferencia de lo que afirma don Arnoldo, no hay consenso sobre qué es cultura y qué no. Y además, para tener muy claro que no le toca a don Arnoldo zanjar el tema.

Del filósofo más importante vivo del país- según el Semanario- yo hubiera esperado una crítica elegante y sustentada, una lección de filosofía al alcance de los mortales, un cuestionamiento del concepto de cultura, una exposición de las corrientes sobre el tema, sin tener que caer en los ataques misóginos y clasistas, de los que alegremente y porque me da la gana, he seleccionado un par:

Para serrucharle el piso a doña Isabel, don Arnoldo pretende afirma, socarronamente que su trabajo le ha permitido deleitar a parisinos con el uso del chayote. Lo notan? París vs chayote? Cuna de la cultura-esquina del patio? French cuisine vs Chancletas?

Me recordó que, en español, por un interesante efecto que ya ha sido estudiado y publicado, las palabras que empiezan con Ch tienen cierto tono populachero y de clase baja, como chancho, chorizo, cholo, chile, Chepe y, por supuesto, Chespirito.

Y también, aquellas lejanas épocas pre internet, cuando los periódicos dedicaban una página completa al menú que se le servía al Rey Juan Carlos en una de sus visitas anuales a Costa Rica y que todas las señoras y vinas, incluyendo las menores de edad, leíamos con atención junto con las caricaturas y las esquelas.

Ahí vimos por primera vez los platillos de doña Isabel, incorporando ingredientes locales y, olvidándonos de nuestra condición de patas peladas, nos llevábamos una mano a la frente, en pose de qué- jué- aquello, disimulando pena ajena, porque se le iba a servir a dignatarios internacionales comida de gente pobre y, por supuesto, aludiendo al slogan nacional de qué va a decir la gente, memuerodecongoja. Porque obvio, el primer mandamiento de un tico es huirle ante todo a la conciencia de clase y siempre disimular que uno tiene más de lo que en realidad tiene.

El chayote, la espuma de chile dulce, todas las versiones del pejibaye, el ceviche de plátano verde y demás comidas de doña Isabel, reivindican y dignifican a todas las mujeres que desde siempre han cocinado y alimentado a sus familias con esos ingredientes, en una labor cuyo reconocimiento sigue pendiente, porque hasta ahora, se da por sentado que es obligación de todas nosotras.

Bueno, de las que saben cocinar. No me incluyo porque me vendría muy bien, la verdad, unas clases con doña Isabel, sobre todo desde aquella Navidad que probé tamales hechos con masa a la que se le ponía harina de pejivalle y tocineta y aquella vez en que coincidimos en un curso de alemán y para fin de curso, ella ofreció su casa y cocina para un aterro de pachucos que éramos sus compañeros y que arrasamos como corresponde con comida gratis.

Doña Isabel le ha puesto a reyes y a presidentes esas comidas en el plato, colonizándoles la nariz y la panza, devolviéndoles el favor histórico, a esos pobre diablos que a todo lado que van les ponen la misma comida aburrida de hotel internacional para que no les caiga mal: carne, arroz blanco con adorno y papas.

La labor de doña Isabel también reivindica a los agricultores Un efecto del premio es el mensaje que doña Isabel recibió de los productores de pejivalle, que publicó en su muro y que yo aquí igualadamente  transcribo:

“Buenos días doña Isabel. Le saluda Rolando Araya de la Feria del Pejibaye. Felicidades por el Premio Magon 2019.

Los agricultores de Tucurrique especialmente los productores de Pejibaye le agradecemos que haya utilizado este maravilloso fruto para alimentar a presidentes, reyes,altos dignatarios,etc .También que en sus publicaciones le haya dado un sitial de honor.

Indudablemente es un premio SUPER MECERIDO.”

Con gusto doña Isabel, nosotros no le podemos dar premios ,ni regalos costosos, y me imagino que lo que le dimos el otro día se destiñó, pero sepa que el agradecimiento es vitalicio y ese no se destiñe. El hecho de que hoy en día el consumo del Pejibaye sea tan elevado se lo debemos en gran medida a usted y sus publicaciones.

Muchas bendiciones”

Eso me parece más lindo que cualquier acto de premiación pomposo en un teatro, que además suscita tan bajos instintos y envidias entre sus detractores.

Tampoco entiendo qué es la necedad con insistir en que le ha servido comida a los de la Junta Directiva del Banco Anglo. ¿Será que don Arnoldo se quedó en la Administración de José María? KHÉ TIENE QUE VER UNA COSA CON LA OTRA? ¿Podía doña Isabel saber qué iba a pasar con esa Junta o con cualquiera de las personas que hemos tenido la dicha de probar su cuchara?  ¿O es que vamos a juzgar a las personas por sus juntas, don Arnoldo? Y aclaro, en este caso ni siquiera son juntas: son clientes

Las críticas a doña Isabel se quedan en el chayote, la espuma de Chile y un banco cerrado hace casi 30 años, porque no tiene más argumentos. El que conozca a doña Isabel sabe de su trato dulce, educado, exquisito, siempre interesada en la gente, con una vocación particular por la cocina y por la enseñanza; sin contar con su preparación formal en ese tema y en otros idiomas.

Doña Isabel además ha trabajado toda su vida, emprendiendo con su restaurante (ya cerrado), su servicio de catering, sus publicaciones y confío que ella me perdone esta indiscreción que se sustenta en mi admiración: quedó viuda muy joven y a punta de su trabajo sacó adelante, sola, a sus tres hijos, como muchas otras mujeres en este país que han sido jefes de hogar y que saben lo que eso implica en una sociedad que recién empieza a sacudirse y a cuestionar esos esquemas.

Sé que doña Isabel es muy decente y educada para referirse a estos ataques y además es de la vieja escuela: no la artrósica y anquilosada, sino de la que se basa en criterios sencillos como el respeto.

Pero yo no. Así que sin que nadie me lo pidiera, me fui a esculcar la lista de los ganadores del premio Magón y no aparece el nombre del filósofo vivo más importante de Costa Rica. Fijate. Me recordó a otro referente cultural local, mi querido Calufa, que en su infancia cantaba:

si la envidia fuera tiña,

todo el mundo se tiñera,

hasta la vieja lavandera

de tu mama….

Y no es que me alegre que don Arnoldo siga en lista de espera, pero definitivamente siento un frescor, como decimos en Nicaragua, país donde comemos chayote felices y sin apenarnos y un arroz con pollo bien hecho y famoso entre amigos y familiares, es una insignia que lucimos con orgullo en el pecho moreno.


Gotitas de lluvia

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