Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Neologismos

Cuando llegaste, me dijo un amigo me dijo que vos eras mío y yo de vos y que tenía que olvidarme de cualquier otra cosa de la historia cortísima de tu vida. Que lo único que importaba es que sos mi hijo y yo tu mamá. Pero hay días en que me quedo pensando en el realismo mágico de un proceso administrativo que te pone a un hijo en los brazos y de cómo, a pesar de que esto es algo que los mamíferos hemos hecho por miles de años, querer como propia a una cría que no engendraste y no hay duda de ese amor, nos vemos obligados a vivirlo a punta de sensaciones, experiencias, miradas y abrazos, porque no hay suficientes palabras para todo lo que se vive.

No sé cómo se le dice a lo que sentí la noche en que vos estrenaste tu cama nueva, enorme, llena de almohadas y colores. Llovía y mientras vos brincabas de una esquina a otra, me quedé pensando si la mujer que te parió tendría ese día dónde dormir. Si tendría hambre o frío.

Cómo describo lo que me une con ella. El agradecimiento por darte la vida, porque sin saberlo me la dio a mí también. Y este resentimiento porque decidió que no podía con vos. Los celos y la envidia porque ella te tuvo adentro de su cuerpo. Los rezos para que nunca me preguntés por ella o querrás conocerla. El miedo de que un día, en la calle, la reconozca yo a ella o ella a vos. Que un día quiera buscarte.

Cómo se le dice a la decisión de una mujer de entregar a un hijo para siempre, de renunciar a él. “Regalarlo”, dicen, como si fuera una fiesta, una celebración, como si hablaran de un animalito un adorno. No sé si será un alivio porque ni siquiera me cabe en la cabeza tomar una decisión de esas sin desangrarme por dentro y quiero pensar y defender siempre, que es una decisión durísima, de las que no se toman alegremente porque no puedo pensarlo de otra manera sin sentir un odio profundo.

Cómo identifico ese pensamiento intruso, que surge cada cierto tiempo, con la misma insistencia y dolor con que uno se arranca un grano que no está maduro, de saber que hay un niño que es tu hermano, apenas un año mayor que vos, en una vida paralela que podía haber sido la tuya. Que cada cosa que vos tenés, cada juguete, cada merienda, cada camisa, él no la tiene. Saber, porque sabés, que él vive en la extrema pobreza y vos, mientras tanto y mientras podamos, en una abundancia que a veces avergüenza.

Cómo se llama lo que siente una mujer que parió a un hijo que ya no tiene en los brazos, cuando pregunta cómo está, habla de su parto, de las pocas cosas que lo vio hacer, de lo que cree que son sus gustos, pero que se refiere a él como “el bebé”, y no por su nombre, aunque lo conoce. A ese recuerdo que no la va a dejar nunca.

Cómo le decimos a lo que siente esa mujer cuando ve a la madre de ese bebé, a la que le dicen mamá adoptiva pero que es mamá, sin adjetivos, contar alegre cómo mueve las manitas, los ruiditos qué hace, cómo se despierta, con qué sonríe, cómo lo consuelan cuando llora.

Cómo se llama ese silencio que hace la mujer que lo parió cuando la gente se junta alrededor de la nueva mamá para ver las fotos que le toma todos los días a su hijo, y todas se ríen y comentan y se enternecen, la felicitan por el cambio, porque se ve gordito o contento, mientras ella busca apartarse, desaparecer, confundirse con un mueble para no enterarse, para no saber.

Qué es eso que se siente cuando un doctor dice que vos, que eras un asmático complicado, estás curado y que eso solo se logra con atención y con amor y de repente resulta que a pesar de los inviernos oscuros y violentos de hace tantos años, no estaba tan dañada y soy capaz de quererte y la prueba es que estás sano.

Cómo se llama la emoción de ese primer día que te vi, asomarte curioso por la puerta, con pasitos inestables porque recién aprendías caminar, de la mano de tu cuidadora. Pensé que iba a llorar pero no. Ese día no. Lloré mucho, después, pero ese día de marzo solo sonreí para vos.

Con qué nombre bautizo el vacío de los meses que no estuviste conmigo.

3 gotas de lluvia en “Neologismos”

  1. Arias, Calderón, Figueres, MAR, Pacheco, Chinchilla y Solís confirman cita a Carlos Alvarado - Delfino.cr dice:

    […] — Siempre me devuelve a lo más elemental de la existencia leer lo que escribe Sole. […]

  2. Adriana Aguilar dice:

    Desgarradoramente honesto y hermoso! Gracias por compartir!

  3. Pablo dice:

    Mirá, que lindo lo que escribiste. Los que hemos pasado ese proceso tenemos todas esas dudas, porque no recibimos el manual de padres que viene con el bebé. El mío ha sido distinto, pero me he identificado mucho. La mía cumple en unos meses 18 años, está en quinto del cole, así, de repente, como pasa la vida.

Y vos, ¿qué pensás?