UNO
Cuando uno ha vivido el horror, cualquier horror, el propio, el de uno; usualmente supera las palabras. Y uno no lo quiere revivir. No quiere ver escenas donde se refleja eso. No quiere intentar hablar de eso, aunque hablarlo, hablarlo, hablarlo y hablarlo sirva para curar. Entonces de repente llega una película, una obra de teatro, una canción que hablan del horror sin mencionarlo. Son, en realidad, una simbolización de ese horror sin recurrir a él. Y entonces una puede acercarse y abrir el corazón y exponerse y llorar y saber que hay otra gente que también lo vivió. Y eso también cura.
DOS
El amor tiene que ser de los únicos sentimientos resistentes a la experiencia propia o ajena. Resistente a cualquier nivel de educación académica. Cada generación descubre el amor y sus dolores como si fuera la primera generación enamorada. Uno no sabe porqué quiere a este sí y a este no. Los padres no le cuentan a sus hijos cómo han vivido el amor. Nada lo prepara a uno para lo que va a vivir y sin embargo lo reconoce cuando pasa. El amor se resiste a la ausencia, se resiste al dolor, se resiste a la traición. El amor es resistente a la muerte.
TRES
Y vos, viéndome a los ojos me prometés- otra vez- que jamás permitirías que algo malo me pasara, cuando yo bien sé que vos no sabés que sos incapaz de cumplir lo que prometés. Ya ni siquiera intento creerte. Ya casi no duele.
CUATRO
¿Será cierto que los campesinos sueñan todas las noches con lobos que no se rinden nunca?
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