A las ocho y cuarto de la noche, neblina gruesa. Pero no es londinescamente elegamente, ni vampirísticamente insomne. Es pesadez y bochorno, calor y sofoco. Es neblina de invierno lluvioso. Densa.
El muchacho escala las paredes oscuras de la quebrada Los Negritos, y se sienta en la barrera del puente que está por economía, a ver pasar a la gente que no puede verlo de vuelta, pero lo presiente y miran asustados de repente el puente, el puente de la primera página de la Extra.
Yo no sé si te reconozco por tus ojos gatos, por que estás empapado o por los mordiscos que te dejó en la cara el pico quebrado de una botella.
Ay muchacho, y tu mamá, que te llora más tranquila porque cree que estás en el cementerio?
Que se sepa: a mí me consta que la U estrena fantasma.
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