Hoy hace cinco años era viernes santo, también. No en la fecha exacta, sino en la sensación. Ese calor sofocante. Ese día silencioso, eterno y callado, como la muerte del que nunca resucita. Las películas de siempre en la tele, desteñidas, dobladas al español de España, con togas y sandalias. El, crucificado, casi nunca revolucionario y mucho menos rebelde. Ese inicio del dolor de cabeza latente, de tanta tele, tanto sedentarismo, tanta vagancia.
Hoy hace cinco años también me aburría como una ostra y estaba deseando que fuera lunes y la semana ya se me había hecho muy larga y no tenía nada mejor que hacer conmigo y no dejaba de pensar en Mimí y en cómo disfrutaba el susto de bañarse en viernes santo, a guacalazos y con los ojos abiertos porque si no, se convertiría en pescado. Y de las procesiones de infancia y de mi resistencia. Y de las misas de tres horas de solo hincado o parado y del huerto y de los ciros y de los soldados romanos.
Hoy hace cinco años escribí el primer post de estas Alamedas.
Y aunque he pensado en no volver. Aunque lo dejo por ratos. Aunque a veces me prometo hacerlo en serio, siempre termino como el perreo arrepentido, volviendo al lugar donde empecé hace cinco años.
Y en cinco años he aprendido un par de cosas, que a falta de nada mejor que hacer, comparto:
a. Todos pueden tener un blog. No hace falta escribir bien, original o bonito. El blog es el consuelo de los mediocres. Sigue siendo cierto que no todos pueden escribir un libro, ni siquiera aquellos que soñamos con vida de escritores y tenemos blog, pero aparte de eso, no hacemos nada por alcanzar ese sueño. sigh!
b. Mucha gente no estará de acuerdo con la opción a, y está bien.
c. Yo no soy Sole. Sole no es Ale. Las dos somos un poco de ambas, pero a veces las líneas se borran.
d. Alguna gente puede creer que todo lo que dice aquí es cierto. A veces sí, a veces no. Eso es algo que solo yo lo sé y nadie lo podrá saber nunca. A veces es descargo, a veces es ilusión, a veces es fantasía, a veces es invento, a veces es cierto, a veces es todo junto. A veces es solamente como yo quisiera acordarme de algunas cosas.
e. Me arrepiento de haber perdido mi anonimato, aunque eso me haya deparado conocer tanta gente que realmente aprecio. Lo lamento porque eso me comprometió, me impidió escribir- sobre todo recientemente- de tantas cosas que me picaban las manos, como eso de la que yo hallo que “La Predilecta” es un nombre ideal para una soda. Y no escribí por cobarde y porque me doy perfecta cuenta que la vida real es otra cosa. Aunque sea difícil creerlo. Y también me comprometió a escribir algunas cosas que no quería. Perdí libertad con mi visibilización. O adquirí responsabilidad. O fue prostitución 2.0. Sigh!
f. Facebook y yo, Twitter y yo, tenemos profundos issues generacionales que no he logrado superar. Nunca sé qué decir, pero me encanta vinear qué dicen los demás. Tengo un post guardado para cada una de esas herramientas que se llamará facebook/Twitter myself and me. Pero ya me di por vencida. Ahora acepto por amigo a cualquier papanatas que dice que alguna vez me ha visto, a empresas de media gurú en twitter, ya no me angustio por no verle la gracia al tweetdeck ni los enredos de los Hashtags, mucho menos por esa sensación de que hay una conversa en otro lado de las que solo me llegan las colitas y nunca actualizo ni mierda.
g. Leyendo hacia atrás, aquí hay cinco años de mi vida. Lo que hubiera dado yo por tener siquiera una quinta parte de esto de mi papá o incluso de Ella. Saber qué pensaba, que quería, que los hacía soñar, enojar, en qué creían. Por cosas como ésta, estoy agradecida.
h. El blog también me ha dado oportunidades inesperadas de escribir en otros lugares. Por esto también, digo gracias.
i. Hoy sé que cuando pasa mucho tiempo por escribir es que yo estoy en un autoexilio de mi misma. Un lugar devastado y seco, mi propio lugar oscuro, que conozco tan bien hace tantos años. Esta vez me está costando mucho más salir. Pero tengo que hacerlo. A pesar de esa sensación tan cabrona de seguridad que me da regresar ese hueco.
j. Me revienta y me pudre, pero es cierto que cuando retomo el ejercicio se me ocurren cosas y escribo más.
k. Intenté otras novedades, pero parece que están a prueba de dinosaurios cibernéticos como yo. La tropa de veintiañeros que usa estas cosas en abrumadora mayoría, no quiere saber nada de mí. Si a vos todavía te quedan dudas de algo de mí- que dudo mucho que no lo haya ya dicho- dése gusto aquí.
l. Me sigue fascinando recibir correos y comentarios. Sí, soy adicta a la atención. O las letras.
m. Sigo creyendo en la utilidad de la gramática y la ortografía. Me revienta ver cosas escritas a lo mensaje de texto de celular. Con todo y que yo me echo de cuando en vez mi canita al aire y tildo al final donde debería ir una d, vg: barbaridá.
n. El blog me ha hecho pensar en mil proyectos, todos ellos con status de pendiente, a la fecha.
Y eso era. Cinco años. Feliz Cumple Solecita, como me dice el Mago de Oz. Feliz Cumple.
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