El souvenir del Patán
De soplas y por arrastradota, además de la piedrita original del Muro que le traje a todos mis amigos, al Patán le conseguí una cosita bien curiosa. Un día helado me fui a clavar a uno de los tantos museos de las pulgas y encontré esta antigüedad (tiene más de cien años) a un precio muy módico: es una reproducción en miniatura (como para tomar tequila), de las jarras tradicionales de hierro que se usaban para tomar cerveza, de esas que tienen tapita. O sea, qué mejor regalo para un macho que se los echa?
Quedamos hoy de hacer un almuerzo de negocios para ver temas pendientes y además para verlo a él, que rompiendo todo esquema y aprovechándose de la telefonía IP, me llamaba casi todos los días a Alemania a verificar que yo estuviera bien de salud, de ánimo y a comentar mis aventuras; siendo por supuesto su favorita, la de Gabrielito el campanudo, que le tuve que repetir varias veces, exagerando el cuento cada vez más y que cada vez, cuando lograba controlar la risa, contestaba, haciéndose el fúrico:
«Pero qué le pasa a ese hijueputa? porqué te tiene que andar enseñando la picha? qué dice Marcelo? ya le contaste? tenés que decirle. Decile. Pero no le has dicho? Y decile que digo yo que a ese playo /a Gabrielito/ mínimo hay que pichacearlo».
Y eso me hacía sentir no solo cerca de Costa Rica- nada como el idioma para la sensación de hogar (sí, soy muy malhablada: al chancho con lo que lo crían) – y además, como damisela protegida.
La cosa es que coordinamos por teléfono la logística y agenda de la reunión (ellos comen, yo explico) y ya al final, le digo:
-Te llevo lo que te traje?
Casi me muerde:
– Pero vos estás loca? Vos sabés que van a estar fulano y mengano. Qué querés? avergonzarme frente a mis amigos llevándome mierditas que me trajiste de no sé dónde putas? Qué van a pensar? «Ay mirá al suavecito de Tito, que hasta cositas le traen las hembras para la oficinita» Nononono. Después me das esa mierda. Un día de estos, que estemos solos vos y yo, pero no me cagués enfrente de la gente, puta , huévón, es que cómo se te ocurre…
(el Huevón de la hablada soy yo. Dice que es de cariñito. Lo tiene tan incorporado que a las mujeres que les tiene confianza les habla así)
Era apenas para que le dijera dónde podía meterse primero la piedrita y después la jarrita. Usando el mismo vocabulario selecto que él usa conmigo. Pero solo le dije:
– Sos un chancho. Yo te lo he dicho, no? Y si no te lo he dicho, apuntalo. Sos-un-chancho. Grosero!
Supongo que ahora sigue que juguemos a que estoy resentidita. Ya los dos nos sabemos de memoria el guión del cuento.
noviembre 10, 2009 a las 1:46 pm
Puta, ese maje tiene que ser igual al de la media docena… «ya no quedan hombres de verdad»!
noviembre 10, 2009 a las 1:58 pm
Ah, el Patán, cómo se le echaba de menos a don Cosito en estas alamedas. Genio y figura…
noviembre 10, 2009 a las 2:27 pm
Terox: La media docena se equivoca. Sí quedan hombres de verdad. El Patán es uno de esos. Macho muy macho.
Beto: debería nombrarte presidente honorario del fan club del Patán.
noviembre 11, 2009 a las 7:13 am
JUA JUA JUA JUA JUA…. ese mae siempre me hace cagarme de la risa. Puta, güevón, es que cómo se te ocurre??????
noviembre 11, 2009 a las 5:12 pm
Prueba de que a las viejas hay que tratarlas a la patada para que se mantengan derretidas por uno a través del tiempo. Se necesita más?
noviembre 11, 2009 a las 5:25 pm
Dean: yo sigo convencida que ustedes dos serían grandes amigos, además de un carnaval cuando se juntan.
No sé quién: Sí, se requiere más. Como no decirles «viejas» o como llamarlas todos los días al otro lado del mar.
noviembre 11, 2009 a las 9:45 pm
y no lo mandaste a lavarse el culo y tomarse el agua?
noviembre 12, 2009 a las 2:40 pm
JUAJUAJUAJUA. En honor a la verdad, sí.
noviembre 24, 2009 a las 12:13 am
Tenía miles de años de no pasar por aquí… Me gustan mucho sus letras.
Por otro lado, qué penita con este primate-macho mero mero
noviembre 24, 2009 a las 12:41 pm
Gracias Choli. Nunca me había puesto a pensar si el Patán sería una vergüenza para el hombre moderno. Pero es posible.