Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

De nicas y Hyundais

Para la presa de la mañana, hay dos opciones: Amelia Rueda o Desayunos, en Radio Universidad. Dependiendo del tema, escojo una estación. O en los anuncios, alterno entre ellas. Hoy en Desayunos estaban entrevistado a dos muchachas que hicieron un trabajo o un libro sobre nuestra relación, como costarricenses, con los nicas. Se entrevistaron con mucha gente, armaron grupos de discusión y de ahí sacaron conclusiones.

Usaron frases bonitas como “la representación del imaginario” y así. Y una que me dejó pensando:

“Los nicas son como los hyundais, en todas las familias ticas hay uno”.

Que fue una frase que recogieron de esos grupos de discusión. Para interpretarla, decían que revelaba una relación de subordinación, que era una visión negativa y violenta, por estar relacionados los hyundais con hechos delictivos, que era una cosificación de la persona y por tanto una evidencia de violencia o que simplemente reflejaba el hecho innegable que todos, por alguna razón, usualmente de prestación de servicios, teníamos relación en algún momento con un nicaragüense.

Yo iba oyendo con mucha atención, porque, esencialmente, yo soy mitad nica genéticamente y es posible que un 80% de crianza. Veamos: Mimí, aunque perdió el acento muy rápido, era nica. Siempre añoró volver a Nicaragua y sufrió con la guerra civil en los ochentas y con el hecho de que nosotros, sus nietos descriteriados, rechazábamos con asco y con burlas la posibilidad de acompañarla a visitar su país. Le dolían cometarios arteros que escuchaba a veces como “Pucha, en la calle hay más nicas que gente”. Y a pesar de que era muy respondona, esas cosas la apocopaban, con el poder de la discriminación abierta.

El papá de los muchachos- o sea mi abuelo al que no conocimos, ni los muchachos ni yo- también era nica. Mi papá y mis tíos, aunque nacieron aquí, fueron legados (literalmente) por una nostálgica Mimí a su patria, así que fueron nicas hasta que a los 18 años escogieron la nacionalidad costarricense.

Mimí siempre nos hablaba de sus aventuras de infancia en Nicaragua, de la belleza del lago, de Granada, de sus familiares, primas, sobrinas: todas empezaban el nombre con “La”. “Larosaesmeralda” por ejemplo.

Ergo, yo soy mitad nica. Que me enorgullece mucho más que la otra mitad, que lamento confesar, es cartaga. Y como si fuera poco, rancia.

Siempre pensé que eso era una mera casualidad histórica familiar. Creciendo, nunca me consideré nicaragüense, aunque me cuidaba mucho, tal vez de una forma inconciente, de revelar algo así en un ambiente donde el racismo contra todo lo nica era mucho más abierto y todo lo que tuviera algo de nica era estúpido, tosco y violento. En resumen, jodido, pero no con el uso que se le da a esa palabra en Nicaragua.

Fue hasta mucho después de muerta Mimí que entendí. Fui a Nicaragua como parte de un grupo para dar una charla. No más llegar y fue como estar en casa. Había algo en la forma de hablar, sobre todo de las señoras mayores, cuando me ofrecían algo diciéndome “madrecita”. La forma de peinarse moño, el lazo del delantal siempre a la cintura. La risa, la forma de hablar, la estructura de las oraciones. Algo en el ambiente que me decía que aunque era mi primera vez aquí, todo, en especial la gente, indicaba que yo ya de alguna forma conocía.

Luego fuimos a un restaurante de comida tradicional. Y cuando me trajeron la comida y vi el plato, con el plátano en gloria, los frijoles con queso encima y el olor, sobre todo el olor, yo me sentí en mi casa y me supe claramente nica y me hizo mucha falta Mimí.

Cuando decimos que los nicas son/somos como los Hyundai, que en toda familia tica hay uno, revelamos nuestra esencia de una falsa superioridad blanca que no tenemos. Reconocemos la enorme utilidad que tiene tener un carro/una persona que nos apoya, nos quiere o nos da servicios, pero con la vergüenza de que no es un Mercedes/un gringo, revelando así no solo la pobreza de espíritu, también la de la billetera. Es un Hyundai porque necesito un carro y si pudiera tener algo mejor, lo cambio.

Yo no. Yo me quedo con lo que hoy sé que siempre fue mío. Esta nicaraguïdad que tuve oculta tantos años. Y los defiendo a muerte de los racistas y ya no me río de los chistes donde los nicas son/somos siempre los brutos.

Aunque a veces me la ponen difícil, como hoy, cuando oigo que el avión en que venía Micheletti se atrasó varias horas porque tuvo que reprogramar la ruta de vuelo. Los nicas le prohibieron sobrevolar Nicaragua. Así de arrechos.

3 gotas de lluvia en “De nicas y Hyundais”

  1. beto dice:

    Hace casi diez años un amigo puertorriqueño me hizo nica también.

    Eran sus últimos días en Managua y acordamos en que yo fuera a visitar por unos días, a él y sus amigos nicas. No fue que hice un examen exhaustivo del nicaragüense, pero sí terminé observando que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Y que hay demasiadas cosas de ellos que no conocemos.

    Desde entonces digo que debería ser obligatorio para todo tico hacer un viaje a nuestro vecino del norte, para ir erradicando ese horroroso complejo de superioridad de cartón que tanto nos distingue.

    PS: Aún así me resisto a comprar un Hyundai. 😛

  2. Alicia dice:

    Sí, yo creo que debiera ser obligatorio ese viajecito, mínimo una vez en la escuela y otra terminando el colegio. Y bueno, habría que recordar en esta nota frivolidades automovilísticas como que el auto del año allá en el país del norte es un Hyundai… les critiquen lo que quieran, hasta ahí llegaron.

  3. solentiname dice:

    Beto: totalmente… no se trata de una competencia, se trata de ver en qué nos complementamos. Yo no sé si tanta cosa dura ha hecho a los nicas así de cálidos y fuertes en sus cosas, que no nos vendría mal. Y darse cuenta de tonterías como que también hay gallo pinto en Nocaragua, son cosas que te dejan pensando que las distancias son prejuicios.

    Alicia: creo que cuando la gente se refería al Hyundai nadie pensaba en el Santa Fe del año, más bien en el auto usado y popular, un ejemplo más de nuestra ignorancia sonre Nicaragua y hasta los parámetros de comparación.

Y vos, ¿qué pensás?