Tomamos Onces (el té) en la casa de la Tía Elsa, con muchos pasteles. Cuando nadie lo escucha, Rafael se queja que en esta familia solamente se cuentan las versiones oficiales de las cosas y nunca las que están pasando. Yo pregunto que si al abrir un armario salen los esqueletos escondidos, destrozándose contra el suelo. me dice que eso, precisamente. Todo esto para confirmar que un primo segundo es papá de un bebé y lo ha mantenido oculto por más de un año.
De camino al metro, nos acercamos a vinear un molote, flashes y gritos. Es Coco Legrand. Le digo que vengo de muy lejos y accede feliz a tomarse una foto conmigo.
En las noches sueño que estoy despierta, que camino por todas las calles, sin detenerme, que es de dìa, que hay un sol intenso. Que visito sitios, gentes, recuerdos. Me despierto agotada, con la sensación de no haber dormido nada. Es culpa de estas noches tan agitadas.
El periódico dice que sigue temblando, más o menos a media noche. Hay que bañarse casi que con los calzonillos puestos hasta último momento, por si acaso. siempre que hago eso, recuerdo a Mimí diciendo que la dignidad mínima de una mujer es no permitir que nadie le lave los calzones. Y los lavo.
En cuatro días han habido cuatro atentados con bombas, en instituciones y bancos. Algunos dicen que son los del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, que andan buscando camorra. Otros dicen que los son los ex-DINA (torturadores), desesperados por estas condiciones tan aburridas de la democracia.
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