Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

En esta ciudad…

desde la isla de

No se le permite a los taxis andar por la calle. Son como el pariente que avergüenza a la familia, solo se les llama cuando se les necesita y sin hacer mucho alboroto. Entonces, nunca se ven por la calle.

Y en la calle, las aceras están de adorno porque nadie camina. Y si yo digo que camino me pregunta if I’m nuts y les digo que I’m on my way there si la gente se sigue sorprendiendo de que use mis piernas para algo más que ponerme una minifalda.

Entonces, la única que camina soy yo. Y me lleno de miedo al verme caminando sola en una ciudad desolada y al ver que en medio de todo, los únicos otros que están en las aceras son homeless, drogadictos y locos, que salen de donde menos uno se lo espera y te da la sensación de que te puede pasar algo como en las películas en las que un latino que entra en un seven eleven y se lleva las manos a la bolsa solo puede hacerlo para sacar un revolver cargado y gritar que es un asalto mientras a mí se me quiere salir el corazón por culpa de la paranoia racista y el presentimiento a lo hollywood.

Entonces me encierro en el hotel desde muy temprano y calculo bajar a cenar con un libro. Escribir lo que me tiene lejos de esta pantalla. Pensar en la que no es ridículo que aunque sean solo tres días, extrañe mucho a alguien.

A menos de 20 millas de aquí, Mickey decepciona a chiquitas como fui yo, hace demasiados años, cuando la sobredosis de imaginación no sirvió para disimular la tristeza de aquel peluche que a pesar de todo lo que decía la televisión, ni hablaba ni entendía español. Se limitaba a saludar con su guante blanco percudido. Se sigue limitando.


Gotitas de lluvia

8 respuestas a “En esta ciudad…”

  1. Mickey, el de la sonrisa congelada.
    fatal!

    Tuvo sus buenos tiempos, como cuando era aprendiz de brujo, eso sí, no lo vas a negar.

  2. Ya me preguntaba si eras vos la que me visitabas de por allá… hoy justamente tuve que dejar mi coche un ratín en el taller y sacar a la nenana a caminar y cómo me costó trabajo … es igual en todas partes, la gente te dice que estás loco si quieres caminar más de unas cuantas cuadras… los locos son ellos, pero no hace falta que se lo digamos 😉

  3. Avatar de Anonymous
    Anonymous

    hace un rato caminé, del centro a San Pedro sobre la linea del tren, con el solcito de las 7 de la mañana en la cara, que experiencia tan reavivante. ¿existe la palabra “reavivante”? cicierto que teníamos piernas!

  4. Avatar de Anonymous
    Anonymous

    Que buena observación. Caminar, aparte de convertirse en una leyenda, se ha vuelto un peligro en el país. Buen blog. Saludos.

  5. Avatar de Anonymous
    Anonymous

    caminar… como si fuera malo. lo que me parece más triste, por lo menos en CR, es que me robaron la noche. era adicta a caminar de noche hasta que un asaltante me mandó al hospi. sigo haciéndolo pero ahora con menos tranquilidad que antes.

  6. Avatar de Anonymous
    Anonymous

    Si tenemos pies, pero creo que nos es mas importantes las ruedas de un carro, caminar de noche y acompañado por tu perro, no tien precio.

    PD: Me gustaría que le echarás un ojo al cuento que subí, saludos, y gracias.

  7. Avatar de Humo en tus ojos
    Humo en tus ojos

    pareciera que lo mejor que te puede dar esa ciudad es este pensamiento de que no sos ridícula porextrañar mucho a alguien.
    Que sea un año maravilloso para vos y para alguien. Muchos saludos 😀

  8. Tres veces me ha tocado ya estar en esa ciudad por razones de trabajo y aún no la entiendo. (la tercera vez tomé la necesaria previsión de alquilar un carro y un GPS)

    Aunque me pregunto si es que realmente esas calles son inseguras o si es que simplemente llevamos a todas partes nuestra paranoia creada a fuerza de años de exposición y costumbre en un país inseguro y tercermundista como un bulto a cuestas.

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