1. La señal de mi celular se pierde cada 3 minutos y se bloquean las centrales del ICE. Es imposible tratar de hablar con alguien. Coincidencias de la vida, tengo muy presente que todavía no han acusado a nadie en el caso Alcatel.
2. Ando agotada, gorda y con problemas de memoria inmediata por tanta fiesta, compromiso, comilona y enredo. Falto a algunas cosas y me siento ya no tan joven cuando bostezo apenas a las 3 y media de la mañana.
3. Hay cuatro choques en la ruta que recorre de punta a punta la ciudad y el tiempo de recorrido se duplica. Abuso de mi condición de mujer para que me den campo a mí y a mi pitufito.
4. No he terminado mi X-mas shopin (y no hablo de la valium extraforte). No sé que regalarle a Fuser y a los de la oficina, no sé si regalarles.
5. Pico de Oro me llama para invitarme a comer un tamalito… y me dice que quiere que yo sepa que siempre me lleva en el pensamiento. Por la causa 1 y porque soy maldosa, me lo tiene que repetir 7 veces a los gritos y despacito, hasta que yo reporto haber escuchado correctamente.
6. El Patán me llama y en su tono más cariñoso me desea que la pase lindo y me agradece todas las carreras de este año. Le digo que me conmueve su dulzura y que yo quisiera un hombre así y que mientras paguen sus facturas de servicios profesionales a tiempo, me tendrá feliz. Le advierto que en enero, hablamos, cachai?
7. Me embarga la emoción por las compras desbocadas, colillas y lazos. En lugar de amargarme, hago el experimento de sonreír en las filas eternas, a la señora que me arrebata una camisa de la mano porque es de su talla, a los que me atropellan en el mall. Les digo a tiros, troyanos y paisanos “Feliz Navidad”. Y funciona.
8. Llevo tres días de ir a hacer acto de presencia a la oficina, a internetear y leer con calma, comer porquerías, beber cherry coca fría, levemente interrumpida por las emergencias y la emergencia del jueves se extiende por nueve horas y media. Mi teléfono ese día sonó 45 veces (las conté).
9. Recuerdo en algún momento del ajetreado día de esta cuenta regresiva, mis experimentos de niña, de complejos sistemas de cuerdas y campanas que sonarían, y según yo, cuando el niñito, acompañado de mi papá fallecido, me visitaran. Los atraparía para que se quedaran conmigo, aprovechando que el niñito venía para dejarme los regalos y mi papá a verme y dejarme un besito. Y echo de menos esa iniciativa inocente y los tiempos en los que creía.
10. Anuncio el cierre temporal del blog hasta el 2 de enero por motivo de vacaciones y hago un post sobre las señales de la Navidad, agradeciéndoles la paciencia de visitar las Anchas Alamedas.
Adentro, donde importa, donde está el potencial de vos, me siento viva.
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