Los periódicos llevan, desde la detención del generalísimo en Inglaterra, más o menos tres años sacando la misma noticia cada tres meses: Pinocho va/no va para juicio. Yo leo el titular, me chupo la noticia entera y me pregunto quién, aparte de lucas como yo o chilenos expatriados leerán la nota con atención o siquiera les importa.
La noticia de hoy, sin embargo, tenía su toque. Como una vez más (ya perdí la cuenta y ya ni me alegro. Porque casi todas duran lo que dure el tribunal superior en dictar la revocatoria) declararon que el Generalísimo no está tan reloco y que puede aguantar un juicio, ordenaron un careo. Antes de entrar al análisis de esa diligencia, no puedo evitar señalar que me llama la atención poderosamente como el Generalísimo está loco para los juicios de derechos humanos pero cuerdo cuando se trata de harina, sobre todo, harina que se le dejó de pagar al Estado Chileno en impuestos para perpetrar el sistema que el Pinocho dejó implantado. Y me da asco. Pero bueno. Sigamos con la diligencia.
Se careó con el Mamo Contreras. O sea, se vieron los dos juntos los tarros en una sala de juicio, ante jueces, periodistas y abogados. La Nación no daba mayor información sino que cae en esa condición tan propia de la sección de internacionales: Uno lee la noticia y se siente como un absoluto ignorante, porque la publican como si uno supiera de quién está hablando, si conociera el contexto, sin resumir los elementos principales e históricos del caso y la mayoría de las veces llenándola de detalles sin importancia que tampoco permiten entender el asunto de fondo ni darle seguimiento. Y al día siguiente, lo mismo.
Pero página 12 de Argentina sí aportó algo. Su pirulo de tapa dice que en la diligencia, cuando le preguntaron a Pinochet si sabía a quién tenía enfrente, oportunidad de oro para hacerse el senil y ridículo, respondió muy seguro: “Sí, es mi general Manuel Contreras” y el Mamo inmediatamente se cuadró militarmente, en un acto de sumisión… (No sé si es solo en Chile, pero los milicos se refieren entre ellos, aunque no los conozcan con ese trato personal de mi sargento, mi capitán, mi esto y mi lo otro)
Yo no me voy a poner a discutir si se conocían o no, quién mandaba a quién, si se daban la manito o era a los besitos, porque estoy segura que la mayoría de gente que leyó esa noticia le pela porque no tiene idea de quién es el Mamo Contreras y ya hasta puede caer en tenerle lástima al generalísimo por viejito y perseguido…hoy hasta me tocó hacerle ojos de trueno a alguien que se reía de la ingeniosa respuesta del generalísimo con ese cuento de “no lo hice y si lo hice no me acuerdo, pero no creo que lo haya hecho y en todo caso tampoco me acuerdo y si así fue, nunca me excedí porque lo hice por la patria y por diosito” que lo hace parecer graduado de honor en la escuela de defensas judiciales de expresidentes costarricenses. Pero bueno. Divago de nuevo.
El Mamo es un asesino y un criminal, con todas sus letras. Fue el dirigente de la DINA a partir del golpe, de la policía secreta chilena. Fue su misión en la vida destruir particularmente a los integrantes del MIR a punta de torturas. El Mamo, personalmente, dirigió la represión y uno de sus centros de tortura favoritos, de los más cabrones de Santiago, era Villa Grimaldi . Su nombre aparece en innumerables recuentos de sobrevivientes, libros publicados, informes rendidos antes comisiones de investigación, juicios, testigos. Recuentos de su crueldad, de su gusto por el dolor ajeno, de su participación directa en los maltratos. Coinciden en que se aseguraba de que los detenidos escucharan su nombre, que supieran quién era y que supervisaba personalmente todo, sonriendo incluso en las situaciones más tétricas. Michelle Bachelet, actual candidata a la presidencia de Chile por la Concertación, por ejemplo, estuvo detenida en Villa Grimaldi , (unos pocos días) y recuerda al Mamo, que hizo de la Villa su centro de operaciones favorito.
El Mamo intervino o por lo menos tuvo que haber aprobado la violaciones con perros, las torturas de parientes enfrente del detenido, la innovación y mejora a las recomendaciones de los gringuitos. El Mamo era el aliento que le soplaba al Generalísimo cuál hoja se movía en Chile para que no lo hiciera sin su permiso.
Villa Grimaldi era una especie de finca en Santiago, con una casa enorme y piscina. Construyeron cabañas de madera de dos metros cuadrados, que llamaban casas chile, donde tenían a los prisioneros como perros. Había y hay hoy una reconstrucción de la torre de madre de tres pisos donde encerraban tres o cuatro en una especie de closet. Los cuerpos o los detenidos escondidos iban a dar a la piscina que la llenaban los fines de semana para el disfrute de los familiares de los milicos. Hay un árbol de dónde los colgaban, para ahorcarlos o golpearlos o cualquier otra idea macabra.
Y antes de que llegara la democracia, se demolió todo aquello. Hoy Villa Grimaldi es un Parque dedicado a la memoria, con los cimientos marcados, con una pared con los nombres de todos los muertos y desaparecidos, con placas por los caminitos donde se honra a dirigentes, con toda la memoria borrada en ese esfuerzo sinvergüenza de hacerse los que nada había pasado.
El Gobierno chileno looks the other way y no hace nada por ese lugar. Se sostiene con donaciones de los sobrevivientes y son sobrevivientes los que custodian el lugar. Se paga cualquier cosa, lo que uno quiera, por entrar, te hacen una visita guiada y no es raro que en ciertos lugares, como en la torre, se les llenen los ojos de lágrimas, les cueste respirar o te cuenten que ellos estuvieron allí, en ese metro cuadrado donde ahora crece el zacate y jamás se lo imagina uno bañado en sangre. Muchos de los sobrevivientes de Villa Grimaldi llegaron a Costa Rica y los encargados del parque te dan la lista y te preguntan si conocés a alguno. Sonríen con tristeza. Y yo no entiendo cómo hacen para volver todos los días, por turnos, según los horarios de sus trabajos, al lugar donde casi los extinguieron.
Los 11 de setiembre, después de la marcha, se reúnen en el Parque y se abrazan y cantan y prenden velitas y caminan y lloran y se reencuentran y se pierden y corean consignas y cantan canciones y se mueren y nacen de nuevo.
De todo eso es responsable el Mamo Contreras. Y eso que me quedo corta. Por eso no es poca cosa la noticia de La Nación o de la Página 12 . El Mamo es un genocida de los que se enorgullece de su labor y alega, y lo sé porque lo vi, con estos mismos ojos, que actuó bajo las órdenes del Generalísimo que se lo dedicó todo a su Creador, a la lucha contra el comunismo internacional, y que por si las dudas guardó sus milloncillos en caso que ese mismo dios de repente dejara de protegerlo. No en vano, la frase favorita del Mamo y la de muchos milicos chilenos es: “Lo malo fue que quedaran mal enterrados, pero están bien muertos”
Esta isla tuvo la casualidad histórica de estar presente en el único juicio penal donde pegaron al Mamo. Donde aparecieron testigos valientes que recordaron haber visto sus acciones y hablaron. Donde nada pudo hacer el carísimo cuerpo de abogados que le pagó el ejército. El único, de casi cuatro mil desapariciones, sin contar torturados, que ha pagado. Lo condenaron a 15 años… pero en una cárcel militar, creada para esos casos, que tiene más de spa de convivencia pacífica que de merecido castigo.
El día que lo detu
vieron, La Nación también publicó una de sus indescifrables noticias de internacionales. Afuera de los tribunales lo esperaban una manifestación de los familiares de los detenidos desaparecidos y ex prisioneros, que por primera vez le pudieron gritar a la cara lo que es: “Asesino!”
Nota de Sole: Aquí sepuede leer sobre las formas de tortura y en el enlace denominado “celdas” dibujos de los sobrevivientes .
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