Solentiname, a las veinticinco horas de un día que se me escapa.
CONSIDERANDO
Que primero la niña se le acercó a saludarla porque llevaba todo el día de no verla y en lugar de un abrazo recibió un regaño cruel por llevar puestos aretes de plástico ajenos.
Que posteriormente la niña intentó abrazarla a modo de disculpa y ella, como rechazo, le pellizcó con fuerza uno de sus brazos, provocándole un morete y la alejó de un solo empujón.
Que la niña rompió en lágrimas mientras escuchaba sus insultos y no hubo nada que ocurriera que le confirmara que era solo una pesadilla.
Que la niña no entiende ni entenderá jamás que ese momento es solo una prueba más del desamor de la que la parió, la amamantó, la cuidó y luego la olvidó.
DECRETO
Se prohíbe terminantemente a las chanchas dar a luz, criar o educar seres humanos.
He dicho.
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