Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

La Payita

Una historia de una mujer enamorada de un hombre casado es tan ordinaria, que ya ni se cuentan. Todos sabemos de qué están hechas. Sufridos culebrones de colmillos hechos de de clichés baratos.

Muchas promesas, de pronto la dejo, de vamos a ser felices algún día ya vas a ver, te prometo que yo esto lo arreglo, yo te llamo luego, llego en la noche.

Muchas preguntas de cómo es que no te conocí antes, dónde estuviste toda mi vida, me querés, le decís algo de mí, ella sospecha, alguien nos vio.

Muchas afirmaciones en las que una quisiera creerle a la mentira, como te adoro, mi chinita, cosita rica, no puedo vivir sin vos, paso pensándote todo el día.

Muchos disimulos, ella es mi amiga, él es mi jefe, lo que pasa es que nos llevamos muy bien, por favor no le digás a nadie, no sean desconfiados… la gente es tan cruel

Mucha entrega, no de la revolucionaria sino de la de novela. Por eso una espera hasta tarde el sonido en la puerta o en el teléfono y se convence de preferirlo compartido antes de vaciar la vida y lucha con los celos y le es fiel a él que es tan amante y tan puta como una, pero distinto a la vez porque es hombre y casado y en ellos es diferente la cosa.

Muchas humillaciones, porque todos esos nombres de la otra, la puta, la sometida, la inmoral, la que se le metió, la tonta, la querida, la amante, la zorra, el plato de segunda mesa, interesada, platera, aprovechada, indefectiblemente duelen y no hay quien defienda nada, solo una dando la cara.

Muchas inseguridades porque un amor que nace de la traición no merece ser vivido aunque nadie pregunte nunca qué quién fue el que se traicionó hace tantos años cuando se casó por cualquier razón que ni siquiera se parece al cariño. Nadie dice nunca, que a veces, y que según el caso concreto, la infidelidad no es una traición sino una reivindicación. Nunca una venganza.

Mucha ilusión vana, porque de esas relaciones satélites, alternas, paralelas y clandestinas, solo cinco de cada cien terminan realmente juntos y solo un uno por ciento logran llevarse bien como pareja. Solo uno de cien… nada. Pero una se aferra y cree que algo es algo y que porqué no va a ser el caso de una el del porcentaje pequeño.

Mucho dolor porque pasa el tiempo y no la deja, por eso tan ordinario de llorar en cumpleaños y navidades sola, porque igual peleás y discutís con él, porque te das cuenta que estás en una bronca, porque cuando resulta que no eras del porcentaje que triunfa, duele como si perdieras al primer novio y no le podés contar a nadie y se te parte el alma y se siente el agujerito en el corazón y nada te llena y encima no tenés derecho a llorar lo que no podías haber perdido porque nunca había sido tuyo, como en los poemas cursis.

Pero este caso que te cuento es distinto. Yo quisiera saber si una, en esa situación, habría aguantado lo mismo que ésta.

Fue escuhar su promesa, a ella y al pueblo, que haría real el otro mundo mejor que los demás decían que era apenas posible. Era un hombre de su época, elegante, y sabio. Era, además un político. Pero era un hombre bueno… digo, yo creo que lo era, y por eso, como ella, se lo perdono.

Fue provocar el escarnio de todas las señoras oficiales, de joyas y pieles. Las burlas de los periódicos. El escandalillo moral por tanto relajo. La vergüenza y los rumores de a callado.

Fue cargar con el título de asistente personal, secretaria, vecina, divorciada, mirista, infiltrada, pro cubana, traidora a la patria; pero para él, simplemente compañera.

Fue desafiar su orden y quedarse con él. Fue saber que lo iban a matar. Fueron veintisiete bombas, una tras otra, con el zumbido ensordecedor de los aviones. Fue el golpe seco del tiro en aquel salón y la noticia devastadora de que se había quitado la vida.

Fue la imagen a blanco y negro, saliendo a Morandé, con las manos en la nuca, la única mujer entre los hombres del presidente, la cara contra la calle, el tanque apuntándole la cabeza, la declaración de independencia escondida en su blusa y rota en las manos de un milico, el sabor de acero porque sabía de la detención, de la tortura, de la desaparición que le esperaban y el hombre que la salva por milagro, la esconde en una ambulancia, los amigos luego en muchas casas y el exilio.

Yo quisiera saber cuántas como una soportarían tanto por un hombre ajeno, aunque una puerta adentro lo sepa propio. Debe haber sido por amor, ¿cachai?

Nota de Sole: Miria Contreras, la Payita, fue la secretaria personal de Salvador Allende y la única mujer que permaneció en La Moneda el 11 de setiembre de 1973. Al salir, rescató la declaración de independiencia original de Chile y la escondió bajo su blusa. Afuera, los esperaban los militares y uno de ellos rompió en pedazos el documento histórico, ilustrando los 17 años que vendrían. En la foto, una de las personas boca abajo es Payita. Ella logró huir a Cuba.

10 gotas de lluvia en “La Payita”

  1. Floriella dice:

    ¡Guau, Sole! ¡Qué historia!
    Creo que tienes razón al decir que lo tuyo era la comunicacióm colectiva… Fantástica pluma la tuya.

  2. ilana dice:

    empieza a brotar, despacito, clandestino, hasta irrumpir el llanto que quiebra la tierra seca…

  3. yuré dice:

    Detrás de cada gran mujer hay una gran causa y a veces, muy contadas, un gran hombre. // (Si en estas nuevas «anchas alamedas» se puede hablar sin miedo a consecuencias legales en mi contra: sé de una sombra que apuñaló en el trasero al boludo del tanque (derecha) dejándolo morir en una esquina. Parece que alguien no olvidó cómo le pedía a gritos permiso a su capitán para pasarles el tanque por encima a los rehenes. Supongo que con hambre, dicha sombra, repetía hasta el delirio las palabras de Walter Scott: «La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno».)

  4. Bandidocr dice:

    Se cumple aquello de que cuando hace falta un hombre es hora de llamar a una mujer

  5. tugocr dice:

    Sole, llevo rato tratando de comentar, escribo y leo. Sabes que estos temas me revuelven mi cabeza. Solo llega a mi cabeza un eco que debe de haber sonado más fuerte que una bomba hace 32 años y que en vez de destruir creo algo indestructible. El eco de la palabra «COMPAÑERA».

  6. Solentiname dice:

    Flo: graziaz!

    Ilana: Hay tantas tierras secas que necesitan llanto.

    Yuré: En efecto aquí se habla claro y directo. No conocía ese dato. Me imagino que para la sombra debió ser a lo más, «un amargo deber». Esas imágenes del tanque y la gente saliendo manos arriba siempre me impactan. Cuando estuve paradita frente a la puerta de La Moneda que da a Morandé, pensé mucho en ellos.

    Tugo: Parte de las razones por las que escribí esto son:
    1. Para recrear la dinámica de la mujer que es una amante y asume el papel de víctima. Pero resulta que muchas mujeres en relaciones oficiales o formales, viven su relación de pareja igual y también con un hombre casado, aunque sea su esposo.

    2. Para recrear las mentiras del mae que es solo por el polvo que anda repartiendo «amor» por las calles.

    3. Para poner el dedo en las mentiras y los chismes y como destruyen a alguien. Es increíble que 30 años después sea tema de discusión si el Chicho y ella eran o no eran. La vida sexual ajena es problema de cada quien y eso no hace a Allende menos grande (a la Payita tampoco).

    4. Para medir cuánta gente que cree que sufre en una relación, de cualquier tipo (amistad, amor, solidaridad), de verdad tendría ese nivel de entrega. Creo que muchas de las que son amantes ni locas.

    Todo eso le da mucha fuerza a esa palabra tuya que para mí tiene un impacto profundo.

  7. Dean CóRnito dice:

    Siempre me sorprende tu habilidad para hacernos ver una perspectiva diferente, poco tradicional, pero que cuando vos la exponés, se torna evidente, natural, diría que casi obvia. Excelente el relato, pero más aún lo que encierra.

  8. julio centeno dice:

    El presidente Salvador Allende, la Payita, la Tencha, Victor… tantos otros… fueron coherentes en su vida, en sus obras, en sus dichos y en su muerte.
    Gracias por tu hermosisima prosa.

    Abrazo quenero desde Buenos Aires

  9. sergio dice:

    <para julio centeno, conocistes vos a estos personajes, amante, canatautor , la gorreada de la tencha y al maricon se se suicido, por que no juzgais afidel castro por inducir al suicidio a este huevonaso , que queria las alamedas libre, por que enmpezo el pronunciamiento militar en chile, te respondo, por el quiebre institucional completo, te pregunto comerias pan de afrecho,fumarias cigarros con hojas de choclo o te.

  10. dianne goldemberg dice:

    poética y plañidera la narrativa

    hoy Clinton anda juntando billones– de conferencista por el mundo— nadie le recuerda que su «semilla» quedó en los anales de la historia de ese país «donde todo es posible»

    y tanto copucheo infame e inservible por un hombre que tuvo un romance con una mujer que tuvo las agallas de acompañarlo hasta la muerte…

Y vos, ¿qué pensás?