Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Mi Negro viene o de cómo Sole meets the POTUS. Parte III y final

No los voy a aburrir con lo que dijo Mi Negro en la conferencia de prensa básicamente porque tengo una laguna mental y necesito verla en video. Yo pensaba que era con todos los presidentes, porque ya tenía encargo de ir a buscar a Funes para decirle que lo de Beatriz era un abuso, que autorizara lo que fuera necesario. Pero no. Era con Mi Negro en exclusiva. Yo estaba más emocionada que cuando vinieron Los Chicos, y eso que Los Chicos vinieron en 1983.

Mi Negro entró con ese sabor único que tiene, ese tumbao de los hombres guapos al caminar. Me pregunto si el sastre le escogerá esos trajes (solo usa negro o azul para no desgastarse en decisiones estúpidas) con telas que tengan la caída perfecta para ese sabor.  A mí me daba algo, pero como 4 semanas con las hormonas jodidas, en lugar de un calenturón, lo que me entró fue una sudoración de fiebre tipo amígdalas infectadas.

Descubrí que yo fui la única que aplaudió cuando entró y cuando empezó a hablar. Yo me sentía como en un concierto. Los demás, ponían la misma cara de aburrición aunque se hincaran en las sillas para tomar fotos con celulares y IPads, paseándose en las tomas de la tele y en algunas de mis fotos.

Yo dejé mis chunches tirados, a cargo de mi nuevo amigo con el que hice el tratado de servicios mutuos de guachi y me acerqué despacito hasta quedar en primera fila, donde me dediqué a tomar fotos y más fotos. Tantas, que me quedé sin comentarios para muchas de ellas y hasta estoy pensando en borrarlas, pero mejor no, porque les tengo cariñito.

Para mi gusto, doña Laura habló mucho, aunque no tengo idea de qué dijo. Mi Negro practicaba las 4 posiciones de muy atento, pérate para acomodarme el audífono (yo juraría que lo estaba apagando), mirada perdida hacia un futuro de una región integrada (la del poster de Hope) y revisión sonriente a la manada presente.

Valoré los riesgos de gritar “Yes we can!” o “Ay lor llu Mr Présiden” o “Damn! You hot, man!”, pero me aguanté como los machos porque nadie parecía estar en el mismo estado de éxtasis que yo.

Los Ministros se me quedaban viendo como horrorizados, sobre todo don Roberto Gallardo. Cuando Obregón me saludó, le pedí que me llamara a mi jefe, que estaba sentado a la par de él. Cuando mi Jefe me vio,  le dio un ataque de risa, mientras le explicaba a Obregón que sí, que yo era abogada y no periodista y que estaba de colada, porque el Negro era lo mío. Cuando le pasé mi libro a ver si él me conseguía la chayotera, se rió más duro y me dijo que no. O sea, me quedé mamando.

Todo el mundo me pedía que les tomara fotos con sus celulares y yo a todo el mundo se lo ofrecía. Manejé celulares de toda marca y tamaño y ofrecí servicios en 4 idiomas. Yo estaba en una contentera que ni les cuento. Atrás mío escuhaba unas señoras referirse a Mi Negro en términos tan abiertamente sexuales, que se sentía uno como si estuviera samuleando. «Es que es tan guapo, tan cool» «Dejá de hablar mierda. Ese negro está hecho un rico»

No tuitié mientras él estuvo en el escenario porque aunque soy multitasking, no podía con tanto al mismo tiempo. Quise reservar un ratito para Mi Negro y para mí, ese rincón romántico del tiempo en el que estábamos en el mismo espacio físico y de tiempo, respirando el mismo aire, oyéndole el timbre de voz en vivo, viéndolo sonreír ahí, a cinco metros de mí. Sí, enamorarse a mi edad no es nada sencillo. Déjenme decirles que es agotador, de hecho.

Chiquillos, esta es una primicia: Mi Negro me lee. Sí. Que me lee. Estoy convencida.  ¿Porqué, si no fuera así, habría usado esa referencia a un slogan que ya no se usa, la de Costa Rica: no artificial ingredients, si no fue porque la leyó en la carta donde yo le ofrecía descaradamente al otro Mr. President las mieles de mis encantos? O me lee, o Clinton lo puso al tanto. En cualquiera de los dos casos, ¡Qué ilusión, chiquillos, qué ilusión! Además, si lo sabemos nosotros, que lo sepa el mundo :3

El habló poquito, pero bonito. Nada de fondo. Me sorprendió que se ve igual que en la tele. Su ritmo, su voz, sus gestos al hablar, me resultaban demasiado familiares y cercanos. Se ve un poco cansado, pero me parece que no es para menos. Debe ser pesado tener ese puestillo que Mi Negro se gasta.

Dicen que la traducción al español estuvo apestosa. Yo ni me enteré y la verdad tampoco vi a nadie quejarse. Pero seguro por eso es que nadie se reía de sus chistes ni le aplaudía sus ocurrencias. Con la excepción de su servilleta, por supuesto.

Me gustó que habla como la gente normal. Usó frases como That’s what happens when you leak before you look.  También dijo cosas muy lindas sobre los derechos humanos y la gente LGBT: There is no way we can treat them differently. I believe acknowledging their rights is the right thing to do. At least that’s how I see it. De nuevo, solo yo aplaudí y dije “Tell’em, baby, you gone and tell’em!” Pero no lo dije duro. Solo me escuchó Gallardo que de nuevo hizo cara de horror mientras achinaba los ojos a ver si podía descubrir quién era esta dama misterio.

Solo habían 2 preguntas de cada lado de la prensa. Se levanta este gringo y pregunta sobre Siria. ¿SIRIA? Really? O sea, vos venís en una delegación internacional de prensa, a una reunión de presidentes regionales, en San José, Costa Rica ¿y preguntás que si van a invadir Siria y que de ser así, cómo para cuándo? Me pareció una absoluta falta de respeto. Pensé que era de Fox News hasta que vi el artículo en el Washington Post.  Luego me aclararon que para ellos es más fácil tener acceso al POTUS en el exterior que en DC, pero esa actitud de mierda lo que evidencia es que para ellos, lo único importante es la política doméstica y poner de mal humor a Mi Negro, llevándole la contraria y de decirnos a nosotros que seguimos siendo lo que siempre hemos sido: el patio trasero.

Yo podé estar en contra de las actitudes militaristas del gobierno gringo, pero no puedo evitar admirar a ese muchacho negro que llega al poder del imperio que ha existido durante toda mi vida apenas 150 años después de que la esclavitud fue abolida.

El hecho que no justifique la muerte de niños y civiles a manos de los drones, no significa que no admire al hombre que tuve enfrente por una hora, su forma de hablar, su forma de creer, su forma de escribir.

A él yo le agradezco cosas, porque aunque evidentemente no soy gringa, su forma de ser me inspira muchas veces y su Yes we can me ayudó mucho en su momento. Además, a las personas que yo admiro, los admiro por ser ellos y no les pido que sean perfectos. Dejarían de ser humanos.

Viéndolo hablar desde el podio, me di cuenta de lo iluso e imposible  de mis propósitos de estar en la fila de beso, foto y pellizco. Mi única esperanza era que Mi Negro me hubiera leído la mente y me sacara de entre el público para la foto y la firma, en cuyo caso, mi jefe me manda a matar por el papelón, pero al menos le hubiera dado algo qué hacer a los de emergencias médicas, que hubieran tenido que soplarlo.

Que debería sentirme muy agradecida y feliz por el solo hecho de verlo tan cerca, algo que ni sus propios ciudadanos tienen la posibilidad de hacer muy a menudo. Que él debe sentirse muy solo, rodeado de tanta cosa preparada, de tanta seguridad, de tanto miedo. Que me alegra que Michelle lo quiera como lo quiere y de que tiene una familia.

Y además, muy importante, que su historia es la historia de una mamá valiente, que lo sacó adelante estudiando con él en las madrugadas en Indonesia, que le dio por padrastro a un hombre bueno, que lo defendió muchas veces de los insultos racistas. Que es la historia de una abuelita como la mía, que trabajó por verlo salir adelante y que se le debe haber reventado el corazón de orgullo cuando se le graduó en Harvard y cuando lo eligieron senador y después candidato. Que se fue tranquila el día antes de las elecciones del primer término, sabiendo que había hecho lo correcto con Mi Negro, porque las abuelitas siempre saben. Siempre.

¿Qué si soy una incongruente? Tal vez. Pero tengo derecho a serlo. Prefiero disfrutar la experiencia que hablar amargadamente de todo lo malo sin mover un dedo para cambiarlo. No tuve foto, pero bien dice Alicia que las mejores fotos y los mejores momentos (agrego yo), son los imaginados. No causé un incidente internacional (por un pelo), pero esos muchachos exudaban tanta violencia, que tal vez fue mejor no arriesgar el pellejo. No me firmó mi libro, pero tengo su testimonio, su relato, su ejemplo. Para conocerlo, lo leo.

Descubrí además que disfruté más hacer todo el alboroto previo que ya el momento mismo de verlo. Que me reí mucho en el proceso. Que me sentí contenta. Que me encanta tener estas aventuras de entrar de colada a eventos para luego contar las cosas como yo las estoy viendo. Que tal vez hubiera preferido ser periodista y no abogado.

En cuanto a esta propensión mía a hacer el ridículo, que ha sido el tema de conversación familiar preferido por muchos años, ya la verdad es que me pela. Yo disfruto haciéndolo. Y es increíble lo bien que la pasé, lo mucho que me reí y la sensación, esa, desde adentro, de estar feliz con algo tan sencillo.

Y ahora sí, para el gran final: Cuando Laura estaba hable que hable, en un momento él volvió a ver al lado donde yo estaba. Aproveché y puse mi mejor sonrisa y me levanté el sombrero a modo de saludo. Con la otra mano, tenía agarrado sobre el pecho el libro de él. ¿Y saben qué? Me vio. Me sonrió de vuelta. Me dijo hello con los ojos. Fue eso o le hizo mucha gracia mi sombrero.

Me fui apenas terminó la cosa, mojándome con el pelo de gato de un San José atardecido y desierto. La bestia casi me atropella de camino a comer pejibayes al Teatro. Quedé agotada y hoy me duele todo el cuerpo. Me fui  contenta con mi inocencia. Contenta de tener la oportunidad de verlo y de mi país, por el que aun hay que hacer mucho, pero que sigue siendo este lugar donde todos se saludan, se conversan, se sientan en el piso y hacemos pelota contra el que se pone arrogante y grosero.

Thank you for coming, Mr. President. I hope you have a safe flight home. Thank you.

Obama Phone 186

Aquí, en nuestro romántico momento juntos. Disculpen la letra corrida. La emoción me embarga.

 

Aquí la Parte I y la Parte II

 

PD: Quisiera agradecer, de verdad y de corazón a @FChaconCR, porque gracias a él me acreditaron. Si no fuera por eso, me quedo sin ver a Mi Negro.

9 gotas de lluvia en “Mi Negro viene o de cómo Sole meets the POTUS. Parte III y final”

  1. Oz dice:

    Me leí las tres partes del relato de corrido y sin siquiera darme pausa en los puntos. Así tanto lo disfruté. Sí, sos una incongruente, pero sos nuestra incongruente favorita. Me alegra montones que hayás podido vivr la experiencia tal y como la viviste. Un beso.

  2. Ericka dice:

    Después de leer el post de «Frases pa mi negro», este lo estaba esperando. Ayer en la noche revisé a ver si ya habías publicado, porque he estado leyendo tu blog (ya voy por el 2006), así que por tu forma de ser y de contar de fijo esta aventura presidencial iba a estar buena. Por otro lado, aunque yo tampoco comparto en muchos (muchísimos) aspectos las políticas militares o económicas que impulsan como nación, también concuerdo con vos en que a nivel individual el tipo es admirable por su historia de vida y por como se ha sobrepuesto a todo tipo de obstáculos.
    Me reí montones con las tres partes de la crónica. Gracias.

  3. VanderLaat dice:

    Mejor imposible, me rei a carcajadas y fue como si estuviera ahi, me encanta como escribes!

  4. Jose dice:

    Disfruté increíblemente leyendo este relato de la visita de Tu Negro, sentí que lo viví y era imposible no leer las tres partes de un solo! Es admirable como no perdiste tu singularidad entre tanto protocolo, trajes negros y seguridad, disfrutando (incluyéndome, mientras leía los posts) hasta el más pequeño momento de toda esa aventura. Si fuiste incongruente o no es lo de menos, ver que disfrutaste tanto la experiencia es lo que importa.

  5. felicia morales dice:

    me he reído…., he gozado …, la aventura es maravillosa y el texto espléndido, muchas graciass por compartirlo, un gran abrazo

  6. julia dice:

    te digo algo?
    me dio tanta ternura, tanta emoción, que no pude, yo que soy más incongruente que vos, y me puse a llorar.

  7. Dean CóRnito dice:

    Como bien vos lo escribiste, «a las personas que yo admiro, los admiro por ser ellos y no les pido que sean perfectos. Dejarían de ser humanos.» Vos fuiste vos, la que muchos admiramos por ser vos, por ser como sos, con todas tus «imperfecciones» e «incongruencias». Por eso creo que fuiste la más congruente entre toda la concurrencia de «stiffs» que pudimos ver, los meros mortales, por la tele: gente vistiendo sus mejores galas cuando hubieran preferido llegar con su camiseta de la Liga o de Saprissa y dejarse de playadas con nombre de diseñador extranjero y habiéndose gastado todo el salario del mes en esas vestimentas, por si acaso Tu Negro les dirigía la mirada…

    Me encantó, como siempre, tu relato. Me leí, como el amigo Ozzie, las tres partes de corrido y sin pausa. Genial, como nos tenés acostumbrados, simplemente genial!!!

  8. Costa Rican Blogger (Almost) Meets Obama · Global Voices dice:

    […] a series of posts [es], Sole from the blog Anchas Alamedas shares a lighthearted account of her experience at the […]

  9. Jenny dice:

    Cosita! Debo decirte que no es TU Negro, es NUESTRO negro, pero nadie podría haber representado tan bien a las mujeres que suspiramos por él como vos! Buen trabajo!!!!

Y vos, ¿qué pensás?