Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Obama & me


Leía el otro día a un editorialista de algún periódico local, quejándose de eso que nos ha agarrado a muchos ticos de estar de desesperados siguiendo la campaña política en Estados Unidos. Se quejaba del snob de sus amigos pseudo intelectuales, que solo de eso hablan, se ríen de los chistes gringos, ven las noticias en CNN y no salen a ningún lado las noches en las que había debate. Además, se las dan de muy sabihondos y leen los periódicos y los websites y hasta aventuramos nuestro propio análisis sobre cada pequeña cosita.

En algo tiene razón: yo no puedo votar en esas elecciones. Mañana, Estados Unidos tendrá un presidente que hará historia, pero eso no detendrá la bola de nieve de la crisis económica o que la gente pierda sus trabajos, sus casas y su dinero. Mañana Costa Rica será la misma, aunque el PAC salga a anunciar que, según ellos, se renegocia el TLC. Para nosotros, todos sabemos, la cosa será esencialmente la misma.

Entonces, porqué este camote con Obama? Porqué las camisetas, el yes we can, la emoción al verlo hablar, la insistencia en que gane, el apoyarlo desde aquí, el estar pendientes? O sea, yo, que soy lo más rejega, si estuviera en Estados Unidos llevaría unos 15 días durmiendo en el club demócrata del barrio, aunque sea sirviendo agüita. En mi humilde opinión, toda esta pelotera vale de algo si uno lo aplica a lo que realmente sirve: su propia vida. Cualquier otro uso es adorno.

En lo personal, Obama representa para mí el tipo excluido, por lo que fuera. El por su raza, yo por alta o por tímida, aquel por feo, aquel otro por nerdo, fulano por enano, zutano por gordo, perencejo por cualquier otra cosa por la que los demás te hicieran a un lado. Tiene suficientes años como para haber vivido la experiencia racista y haber pagado muchas veces el black tax. El tener que ser muchas veces mejor o más capaz para que apenas lo consideren igual a un hombre blanco.

El tipo que ante la situación más adversa, en cualquier momento de su vida, en lugar de llorar y aislarse, en lugar de darse por vencido, en lugar de enfurecerse y atacar, aprendió a hacer lo que sigue haciendo hoy: escucha a su enemigo con calma, sin alterarse y le contesta de la misma manera, destruyéndolo con su paz y rehusándose a ser parte de la violencia, aun cuando le dicen a la cara terrorista, traidor a su patria, musulmán o socialista. No se animan a decirle nigger- aunque va implícito el insulto- solo por temor a ir a la cárcel.

Obama me sirve a mí por el ejemplo, por su dulzura, por su forma de asumir las cosas más duras. Porque se ríe cuando está cansado, es genuino al saludar a los más pobres, porque tiene la capacidad de reírse de sí mismo. Porque no le da vergüenza reconocer que vio morir a su madre revisando formularios de seguros para ver hasta dónde la cubrían, que no conoció a un papá o que el domingo perdió a la mujer que lo crió como un hijo y que era la única que quedaba viva. No se puede hablar con quien no ha comido su pan con lágrimas. Y Obama ha tenido una vida que se parece a la mía o a la tuya. Con oportunidades, con problemas, con decisiones sociales, con dolor, con exclusión de alguna manera. No es el Golden boy de la vida perfecta que nos venden en las películas.

Para ser justos, McCain también ha visto la peor parte del ser humano. Se enfrentó a otra forma de odio. Vivió lo mismo que su gobierno le hizo a miles de latinoamericanos. Yo hubiera apoyado a un hombre como él, porque su trayectoria lo había mostrado como un hombre más o menos independiente y casi de centro. Pero en su ambición por el poder, terminó renegando de lo que ha sido su historia y su vida. Un hombre que se traiciona así a sí mismo, no merece tener en sus manos el destino de un país que casi siempre se atreve a dictar el camino que debemos seguir los demás.

Hay otra cosa: Obama me transporta cuando habla, desde la primera vez que lo escuché. Me hace volver a creer en mí, a creer que hay una esperanza, que está bien no rendirse, que lo podemos hacer lo que sea que queremos hacer y si un hombre negro está siendo elegido como presidente de los Estados Unidos en este momento, no hay razón para que yo no pueda con mis luchas chiquititas en mi vida chiquitita de país bananero. Me permite volver a creer que no todos los hombres buenos terminan con un balazo en la cabeza. Me permite volver a creer que yes, I can.

Yo sé que el grinch de las elecciones me dirá que Obama no es él, es el producto de un spin doctor y de un aparataje de consultores de imágenes. Que ya electo es posible que decepcione porque no tendrá mucho espacio ni podrá hacer muchos cambios ni tiene una varita mágica para que de repente todo esté bien de nuevo. No importa. Al fin y al cabo yo no puedo hacer nada por modificarlo. Lo que ya ha hecho es suficiente para mí. Yo, lo que le agradezco, es la inspiración y el ejemplo.

6 gotas de lluvia en “Obama & me”

  1. Beto dice:

    Yo no sé si realmente lo que hace a Obama Obama es todo producto de un departamento de PR o de marketing político. Hay cosas que simple y sencillamente no hay paquete de mercadeo e imagen que las ofrezca o sustituya – la sinceridad y convencimiento con que habla, el mostrarse tal cual es, la vibra positiva que contagia; you can’t fake that.

    Desde los tiempos de Kennedy y MLK no había aparecido un líder con semejante capacidad de convencimiento y de empoderamiento global. Obama no ofrece el paraíso, no nos pinta el mundo de colores, admite que no es perfecto. Pero que está dispuesto a escuchar. No hay mucho más que se pueda pedir.

    Y la verdad es que cae bien el negro, eh. Que es justo lo que necesitan ahora los EE.UU.

  2. Humo en tus ojos dice:

    Además del placer de leer algo bien sentido, lo describis como es, un hombre lleno de charming, que nos recordó que se puede vivir la vida bajo la decisión de que sí se pueden… todas esas cosas que soñamos.

  3. Julia dice:

    Obama es lo que signifique para cada quien. Y uno ve el mundo como uno es.
    Cuando sentimos esperanza es porque la tenemos dentro.
    Cuando sentimos amor es porque lo tenemos dentro.

    Y cuando podemos ver más allá de lo anecdótico como vos, es porque somos más concientes de la trascendencia de las cosas. Lo simbólico es trascendental.
    Gracias por recordarlo, Bella.

  4. Wumpus dice:

    Me gusta mucho tu blog. Este post estuvo lindísimo.

  5. alonsoalfaro dice:

    Quisiera tener la facilidad de palabra tuya. Por el momento me conformo con decir que este post lo defendería como mío.

    Yo siempre creo que a las personas se les conoce por sus acciones.

  6. alonsoalfaro dice:

    Las emociones son indescriptibles.
    Como puse en mi entrada, aún me cuesta asimilarlo, pero a la vez, no podría esperarse otro resultado con un candidato tan positivamente excepcional.

    Gracias por la visita también 😛

Y vos, ¿qué pensás?