Horror
No fue el aroma familiar de consultorio de dentista, ni la posición recostada que me deja impotente, ni el babero ofensivo para las babas, ni la tensión insoportable de las manos con los nudillos pálidos aferrados a los brazos de la silla, ni el sonido asesino del taladro, o el piquete punzante y largo de la aguja de la anestesia, ni la luz cegadora y amarilla que me obliga a cerrar los ojos y perderme en eso oscuro que hay en mis ojos, ni las manos ajenas cubiertas de látex que se obligan dentro de mi boca, ni el dolor que presentía, ni la amenaza de enviarme a un especialista, ni el riesgo de una extracción sangrienta, ni las lágrimas que siempre se me escapan, ni el panorama de aquello que me iban a hacer ese día, de la lámpara de alcohol encendida.
Fue cuando sentí un olor fuerte y presente a carne asada y salivé en automático, con antojo y con hambre.
Fue cuando se me hizo agua la boca ante el olor tentador de los pedazos de encía, de mi propia boca, cauterizada.
Ese fue el horror.
febrero 4, 2007 a las 5:30 pm
Ay!!!!!!
no me asustés, que este año ya casi casi había superado mi legendario miedo a ir al dentista.
Pero esto, es la tortura…
febrero 4, 2007 a las 7:53 pm
Yo odio la aguja de la anestésia. Siempre aguanto todo lo que puedo cuando me hacen calzas y cosas por el estilo. Aguanto todo lo que puedo antes de ceder a que me punze esa aguja gigantesca… :S
febrero 4, 2007 a las 9:25 pm
Interesante querida, interesante.
Atte:
Iván Pavlov
febrero 5, 2007 a las 9:34 am
Más terrorífico que una historia con Hannibal Lecter.
febrero 5, 2007 a las 4:13 pm
Por el amor de Jesucristo Superestrella. Auch, salgo de inmediato a lavarme los dientes, no quiero citas de terror como esta.
febrero 5, 2007 a las 6:34 pm
Encías asadas con sangre fresca y placa dental, se sirven frías con una copa de chardonay… (del libro de recetas del dr. Lecter
febrero 6, 2007 a las 3:46 pm
AAAAAAHHHHHHHHHH
¡TALADRO!
AAAAAAAAHHHHHHHH
No duermo taladro me come, no duermo taladro me come, no duermo…
febrero 7, 2007 a las 11:17 am
En esos momentos descubre uno que lo «civilizado» era un eufemismo y nada más.
febrero 9, 2007 a las 2:09 pm
Bien. Acabo de cancelar mi cita de la semana que viene. Prefiero que se me caiga la boca…
febrero 12, 2007 a las 10:50 am
Por cierto, TAN poco fui para vos que ni siquiera en tu «En silencio, que sepan que se les extraña» me tenés? =(