El acosador del parqueo
Hace meses, durante dos semanas, cada noche aparecía una flor roja encima de mi pitufito azul, en el sótano del parqueo de este edificio comemierda en el que trabajo en Escazú.
Después, un papelito amarillo de esos que se pegan y despegan, con un recadito que pretendía ser vulgar o provocador, en remedo de inglés, un intento de ridículo, pegadito en la ventana.
Luego silencio. Por más de seis meses, silencio.
El viernes, en el mismo parqueo, al final del día de esclavo, mi pitufo apareció chocado en un guardabarro, sin que se conozca responsable o motivo.
Los análisis y observaciones de especialistas y bateadores demuestran que el perpetrador es grande, matón, color champán o doradito y se presume que el golpe ocurrió tratando de colocarse al lado mío en reversa, dándose posteriormente a la fuga, como corresponde a los cobardes. Yo, del colerón, ni me animo a asomarme ni a opinar.
Puedo haber sido, como suele ser, descuido propio. Yo me doy cuenta si choco solo si reboto en el asiento o el pitufo da vueltas conmigo adentro.
El guarda del parqueo opina que también pudo ser despecho.
junio 26, 2006 a las 7:19 pm
la última opción puede que no se la real, pero es la más poética.
junio 26, 2006 a las 10:27 pm
Tu acosador lee el blog y leyó el post anterior… (horror)
junio 26, 2006 a las 10:51 pm
El despecho puede llegar a ser un despiche! Ja! La sirena tiene razón.
junio 26, 2006 a las 11:21 pm
¡Qué cabrón(es) quién(es) haya(n) sido!
(Pobre pitufo, sí le ha tocado duro los últimos meses…)
junio 27, 2006 a las 10:08 am
Mae contrate guardaespalda..porque ese saguate es un agresor en potencia…mentira…despecho o cobardía ya no hay hombres en este pais…
junio 28, 2006 a las 8:40 am
Que susto…
junio 28, 2006 a las 8:54 am
a mí me cae bien ese ciclotímico. ahí tenés para otro relato, sole.
junio 29, 2006 a las 11:43 pm
Si la teoría del guarda es cierta… el tipo en cuestión debería recibir unas clasecitas de seducción valiente.