Frente al espejo roto
Se sentaba noche a noche
a peinar los recuerdos
setenta veces siete
como el perdón
a veces alguno se enredaba en el peine
a veces se encontraba uno que otro gris o pálido del tiempo
a veces se daba cuenta que a algunos, los estaba perdiendo
a veces, los reventaba cuando se rebelaban en nudos molestos
a veces los acariciaba para invocar sus olores
Atrás, el mar, le ayudaba contando
uno
dos
tres
Muchos recuerdos
Nota de Sole: Yuré; as per your kind request y aprovechando el mood de melancolía que me aqueja…
agosto 17, 2005 a las 2:48 pm
Sole, aquí hay reminiscencias de un poema malo que dejé volando por ahí… claro, no se semeja en la calidad ya que éste es de primerísima calidad emocional.
agosto 17, 2005 a las 4:50 pm
Evocás bellamente las imágenes con tus palabras, Sole. Espero, sin embargo, poder volver a leer algo acometido con tu usual vigor y chispa muy pronto. Se dice que la oscuridad es siempre mas profunda justo antes de que raye el sol, pero nuestras simas nos definen tanto como nuestras cimas. En ninguno de ambos casos tu talento no sufre merma, para nuestro beneficio.
agosto 17, 2005 a las 5:10 pm
Prestame el peine, porfis!
Y que el mar me haga porras!
Me encantó!
agosto 17, 2005 a las 5:27 pm
A nuestra Alfonsina le encantaría tanto como a mí.
agosto 17, 2005 a las 6:29 pm
Si tan solo Alfonsina hubiera sabido que con un peine resolvía el asunto!
agosto 17, 2005 a las 6:32 pm
Es que Alfonsina lo fue a buscar al mar.
agosto 17, 2005 a las 11:55 pm
Hola. Disfrutamos mucho de tus escritos. Gracias, Sole.
La idea del espejo roto que distorsiona al recuerdo me parece muy rica en su caracter evocativo. Conozco el caso de algunos amigos que solamente han llegado a lograr la paz con sus recuerdos con el paso del tiempo. Hay gente que cree que esto es parte del proceso de “madurar”, creo más bien que es parte del proceso de distorsión, en parte, impulsado por el psicoanalisis y el tomar Prozac y Xanax, inevitable en toda historia que se detiene, que uno le imparte a sus recuerdos cuando el tiempo y la distancia crecen de los mismos. ¿Es realmente la persona que analiza o siente el recuerdo de querer a alguién apasionadamente, por primera vez, la misma que quiso, sin saber de consecuencias buenas o malas, a ese alguién? Quizá en ese momento sea cuando el espejo se empiece a romper, y la risa que en su momento nos crispaba los nervios, se vuelve parte del encanto que tuvo ese alguién o los que con el pasar de los años modifican sus ideales, y buscan su paz en la droga burguesa del consumo y de la obscena posesión de objetos muertos, y atribuyen a fiebres juveniles ciertas obsesiones como la justicia social. Quizá sea ahí en que comprometemos la verdad y la calidad de nuestros deseos y aprendemos a vivir en paz, por tener una noche tranquila de sueño, un día “productivo de trabajo”, o, como dice Pablo Milanés, una relación sin conflictos:
Porque el tiempo pasa
Nos vamos poniendo viejos
Yo el amor
No lo reflejo como ayer
En cada conversación
Cada beso cada abrazo
Se impone siempre un pedazo
De razón
agosto 18, 2005 a las 12:58 pm
Para mi lo importante de esto es el sentir que sale de uno y a través de uno el mundo, el conocer y utilizar la razón dentro de la vida es apenas el primer picotazo que rompe el huevo.
agosto 18, 2005 a las 2:35 pm
Yo siempre me peino frente a un espejo roto. La primera vez que me vi en ese espejo, el espejo dijo: tú eres el más feo del reino, y acto seguido se quebró.
agosto 18, 2005 a las 3:34 pm
¿De cuál reino Otrova?