Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Im Ost/En el este

En el este hay otro Berlín, otra Alemania. Hay casas furiosas llenas de graffiti, edificios abandonados ocupados por revolucionarios urbanos que enarbolan la bandera anarquista desde la azotea y guindan mantas que dicen que de aquí no nos vamos. Hay cocinas populares donde por un euro le sirven a uno en una olla donde pueden comer cuatro o cinco. Las calles son más oscuras, pero más reales.

Las vallas de publicidad de las elecciones nacionales de este domingo están completamente rayadas. Los restaurantes tiene lucecitas rojas, pinta de sodas y precios reducidos a la mitad.

Por la calle, punks, freaks, skinheads y gente triste que sin embargo siempre tiene una palabra amable para ayudar a guiarlo a una que anda totalmente perdida, pero totalmente confiada, porque de alguna forma siente que esta es gente de verdad. Y perritos, muchos perritos, todos ellos zaguates, todos ellos muy queridos por los dueños.

En el este sabe uno que han sido veinte años, pero siguen habiendo dos Alemanias. Y solo una de ellas es independiente, solo en una de ellas la gente tiene cultura, trabajo, oportunidades, seguro social, casas buenas, referencias históricas, patria.

La otra Alemania se derrumbó con el muro. Y con ella murieron las raíces enteras de un pueblo que hoy sigue siendo discriminado por sus propios compatriotas, arrancadas de cuajo, sin ninguna consideración ni planeamiento. Hoy todo lo que sea o fuera de la DDR, es automáticamente malo, comunista, maligno, indigno de cualquier reconocimiento o halago. Se quedaron sin música, sin humor, sin poetas, sin artistas, sin opinión, sin escritores. No tienen derecho a pensar nada bueno de su pasado. Porque tienen que aceptar que toda su vida previa es horrible, vergonzante, impropia de un ser humano. El que fue reconocido antes como un amigo del pueblo, ahora es un izquierdoso revoltoso enemigo del sistema. Para recordar su otra vida, los osties recurren a la ost-algia y recuerdan, entre ellos y con cariño, días más simples. The good old red days.

Se despidió, por ejemplo, a todos los profesores de las universidades del este. A todos, no solo a los políticos. A los matemáticos también, probablemente porque el número dos siempre resultó sospechoso de ser profundamente reaccionario. Así se logró controlar el desempleo creciente entre académicos universitarios en el oeste y a los despedidos simplemente se les puso a un ladito y ahí llevan 20 años, con trabajitos ocasionales, volviéndose locos en esa vagancia que les han impuesto. Porque no es cierto que la vida es sabrosa cuando uno no hace nada. Uno necesita trabajar para sentirse útil, para conservar la cordura.

Para un alemán del oeste, irse al este a trabajar, era un rebajo en la escalón de la dignididad. Traducido al tico, algo como que lo manden a uno a un mierdero. Del este al principio llegaron muchos y luego no tantos. Y muchos de ellos siguen o volvieron a sus mismos pueblitos, tratando de hacer lo que hacían antes. Protegiéndose un poco al mantenerse aislados.

El Palacio de la República dedicaba un área pequeña al Polit Buró. El resto eran amplios salones para teatro, conciertos, patinaje, cultura. Y sin embargo, el oeste dejó que el edificio se dañara y que se cayera a pedazos hasta que ya nadie se animaba a pedir que se restaurara. Y luego un poco más hasta que todos rogaban que lo desrrumbaran. Ahora hay una pradera artificial. Y la ciudad, en reconocimiento a su herencia cultural, quiere construir ahí de nuevo, el viejo palacio de Guillermo Federico II, porque cualquier burro sabe que ante el socialismo, hasta sistemas monárquicos son preferibles.  Y los osties les duele, pero no tienen derecho a decir nada.

Con la Stasi, una de las policías más tétricas que se recuerdan, colaboraron más de cien mil personas, de las cuales solo unos 20 han ido a dar a la cárcel. Y los otros, dónde están? qué hacen? porqué nadie los busca? Porqué la democracia los deja en paz y no los obliga a pagar sus culpas? O va a pasar lo mismo que con los nazis?

En las primeras Olimpiadas después de la reunificación, por primera vez Alemania logró un montón de medallas. Nadie dijo que fue gracias a los atletas alemanes orientales.  No hay un medio de comunicación del este. Todos fueron absorbidos por los del oeste y prácticamente ninguno tiene periodistas del otro lado.

Los del este son inmigrantes en su propio país. Vienen de otro plantea que reventó en la historia y del que no quedó nada y por eso mismo es más trágico: No hay opción ni esperanza de regreso. Ellos quieren sentirse alemanes, a secas, pero la clase política y la industrial siguen hablando de la DDR (no de la ex-DDR) como si aun existiera. Es una minoría blanca, nominalmente alemana, profundamente dolida. Entonces, cómo no, el ministro de relaciones exteriores, la selección nacional de futbol, el himno nacional es el de ellos y no el nuestro.

Hay, nuevamente, un genocidio cultural oculto en camino a la democracia en el país que más cuidado debería tener de no incurrir una y otra vez en lo mismo. Esta vez, las víctimas son ellos mismos.

Dicen que el 10 de noviembre, al día siguiente de que cayó el muro, lo primero que se introdujo a Berlín del este no fue medicinas, ayuda social, servicios de empleo, emisiones de pasaportes o reencuentros familiares. Fueron cantidades enormes de cajas de Coca Cola, porque obvio, cuando uno ha vivido 40 años en una república socialista, tiene una sed histórica que solo se aplaca con la chispa de la vida.

Los edificios emblemáticos de Alexander Platz amanecieron envueltos en mantas gigantes de compre cosméticos Revlon. Señores, el socialismo a la alemana había muerto. En su lugar, demos un gran aplauso a su sustituto: el capitalismo salvaje y a su mejor amigo: el consumismo.

Soy solo yo, o alguien más cree que con semejante shock, de un solo huevazo tanto cambio, todo iba a funcionar de repente?

A 20 años, cada seis meses los periódicos hacer un alboroto diciendo que el 35% de la población alemana opina que sería mejor volver a tener el muro. El externo será, porque el que tienen en la cabeza está intacto. Y para ese no hay ni perestroyka ni glasnot ni nada que lo derrumbe.

7 gotas de lluvia en “Im Ost/En el este”

  1. Dean CóRnito dice:

    Esas son las cosas que se va uno enterando al visitar y vivir allá, porque lo que es a través de los noticieros, pues alguna referencia a que el desempleo sigue siendo mayor en el este, y uno como economista asume que por supuesto, si no tienen los skills necesarios para hacerle frente a una economía de mercado. Pero nada como lo que describís!!!!!!

  2. beto dice:

    Eso Sole, es uno de los lujos que puede uno darse de quedarse algún tiempo en un lugar por un tiempo largo. Profundizar, conocer desde adentro la cosa, no quedarse solo en lo externo y que qué lindas las fotos y los museos y que qué rico todo. Aún en las visitas de doctor que hago a los lugares que voy intento conocer, aunque sea un poco, cómo se siente la gente en su día a día. Ves, esan son las cosas de Alemania que no nos cuentan en las noticias. Y que sólo estando ahí puede uno darse cuenta de ellas.

    Y sí, es cierto, la DDR no podía ni en sueños competir comercial ni financieramente con la West Germany, algo así como la hermana gritona, tetona (que no teutona) y platuda del par. Pero así fue como lo vieron, y así fue juzgada. Tampoco es que me la crea mucho con el socialismo, siempre digo que el gran error del comunismo fue ser algo demasiado perfecto para la raza humana.

    Y no es que venga mucho al tema pero hoy estuve en el museo del Holocausto en Washington y la verdad aunque ya me sé la historia de pe a pa una cosa es eso y otra es vivirlo a través de las exhibiciones. Hasta dónde se puede llegar para defender una «superioridad racial» que nunca ha pasado de ser un producto de la imaginación? Cuando veía el montón de objetos, fotos y videos -convenientemente gráficos y sin censura- me pensaba que en el momento y lugar equivocado yo podía igual haber terminado así. Y ellos -los judíos- no son realmente más ni menos personas que yo, vos o cualquiera. Cuando te ponés a verlo todo así se te para el pelo de verdad. En fin, eso era. Saludos 😀

  3. solentiname dice:

    Dean: El manejo de la prensa hacia afuera es excelente. Nadie te dice que la mayoría de las fuentes de trabajo en el este fueron cerradas. En lugar de mejorarles la calidad a las cosas- que eran bien malitas- mejor cerramos esa carajada aunque se queden sin nada que hacer… Tampoco te dicen que el contrato del nuevo aeropuerto de Berlín etsuvo 6 años en el klimbo, sin que nadie resolviera nada. O que la Mercedes lleva 5 años sacando modelos defectuosos.

    Beto: Yo no digo que lo que había en la DDR era el sueño dorado. Pero lo que sí es cierto es que tampoco era el infierno que te pintan los medios occidentales. Un escritor aquí dice «Es cierto, habían cosas que podíamos hacer y cosas que no, igual que en cualquier otra sociedad». Y algo bueno tenía que tener para que haya tanta gente que lo añore aun 20 años después y de hecho hayan elegido a una canciller que viene del este y que no tenía carrera política (Angela merkel tiene formación con nivel de doctorado en ciencias naturales). Y con lo que decís del Holocausto, pues esí, la realidad era muy superior a la propaganda. Entonces, cuando pasa lo que pasó, algo muy malo estaba además pasando. Aun no leo lo suficiente, pero no entiendo porqué el pueblo alemán no se alzó contra los nazis. Tal vez porque los hombres ya estaban en guerra. No quisiera pensar que todos (con algunas honrosas excepciones) lo apoyaron todo el tiempo.

  4. Terox dice:

    Como decía el dicho chino: «Hay que tener cuidado con lo que se desea…:»

    Pero bueno, al final la democracia te da una luz al final del túnel…

  5. Eli F. dice:

    Sole, yo creo que la realidad rara vez es tan maniquea como las personas con nuestras ideologìas. Ni todo era tan bello en el oeste, ni todo era tan malo en el este. Pero no nos olvidemos de que el muro cayò de este a oeste y no al revès… la presiòn venìa desde adentro.

  6. Eli F. dice:

    Ah, y Beto, el museo del Holocausto en Washington es impresionante, pero es un paseo al parque comparado con el de Jerusalem (Yad Vashem). Ahì si hay que ir con el estòmago bien preparado, y no es que las exhibiciones sean de mal gusto. Todo lo contrario, pero son mucho màs fuertes que en Washington. Sole, esa es una visita que me encantarìa que hicièramos juntos algùn dìa… yo ya estoy ahorrando!

  7. solentiname dice:

    terox: Es eso, exactamente. Yo creo que nadie calculó los efectos de lo que pasó ni lo rápido que ocurriría.

    Eli: No digo que sea la realidad, pero sí es cierto que es un exceso raro contra todo lo del este. De acuerdo en que las cosas no eran extremas en ningún lado, pero cuando la gente pedía cambios en la DDR, querían cambios desde adentro. Hoy los lees y todos dicen que jamás se imaginaron en lo que iba a terminar eso. Y me apunto al viaje a Jersualem. Cuándo compramos el club de viajes? 🙂

Y vos, ¿qué pensás?