En el ascensor
Deben haber sido como las 4 de la tarde. Me subo al ascensor y espero. El cierre de las puertas se interrumpe de repente. Entra un señor mayor, canoso, elegante, de traje entero impecable. Parece salido de alguna película de los años cuarenta, con todo y Gardel y tango.
Intercambiamos los gestos ligeramente forzados de saludos leves a extraños. Empieza el ascenso lerdo, hidráulico. Él mira al techo, exasperado. Descubre el globito negro, disimulo ridículo de la cámara de seguridad del edificio. Baja los ojos. Sostiene su maletín ejecutivo. Y me dice, con la mirada fija en sus zapatos:
“Apenas para que nos vean besarnos”
Así, como de libro: “Besarnos”. No “darnos un beso”, no. Ni siquiera pidiéndolo. Besarnos. No “yo a vos”, con o sin permiso. “Besarnos”, me dijo, como en algo entendido, muy cerca, muy íntimo.
Se abren las puertas y él sale sin mirarme siquiera y desaparece en cualquier oficina.
No se fija que yo estoy sonriendo.
octubre 17, 2007 a las 9:59 am
jjjaja….lindo cortometraje.
Puta! ojalá alguien lo filme.
octubre 17, 2007 a las 2:35 pm
Todavía quedan hombres inteligentes en el mundo 🙂
octubre 17, 2007 a las 11:46 pm
dichosa vos! (recuerdo alguna historia semejante con el Pico de Oro, o no?)
octubre 18, 2007 a las 1:12 am
Jiji… picarón tu ‘Gardel’, pero tímido, es una combinación extraña!
octubre 18, 2007 a las 2:18 am
¿En qué se habría convertido el viejecito tras sentir las chispas que deben generar tus besos? No imagino la cantidad de sapos hechizados que te esperarían impacientes frente a ese ascensor con la esperanza de volver a ser príncipes o gerentes del ICE. En cualquier caso, estoy seguro de que las cámaras de seguridad no captarían contigo esta versión femenina de mi intimidad en un ascensor desocupado.
octubre 18, 2007 a las 11:41 am
un señor muy fino 🙂
octubre 19, 2007 a las 8:40 pm
¿Por qué no le preguntó el nombre? ¿Vas a volver al ascensor? Yo quiero estar ahí para ver el final. Gracias por lo del Che y esa gran canción de Carlos Puebla con su entrañable transparencia.
octubre 20, 2007 a las 12:32 am
Tan lindísimo el señor… no se quedo con las ganas de sacarse las ganas de decirte lo que deseaba.
Y en cuanto a los ascensores… yo estuve a punto de un beso de esos de ascensor la semana pasada y… desgraciadas cámaras de seguridad!
octubre 21, 2007 a las 11:30 am
para mi ese es el final de la historia! y un buen final! no necesariamente tiene que seguir en un beso… no sé… puede ser que tenga mal aliento o algo así, o que el diga alguna yeguada que mate el momento, entonces se da al traste con todo…
bonita historia corta de seducción clara (en lugar de la común seducción visual)
bonito bonito…
saludos!