Las razones
Ella hacía todo. Trabajaba, corría, iba, venía.
Cocinaba, recogía, arreglaba, lavaba.
Mi padrastro se quedaba sentado. Nunca le ofreció ayuda.
Eso no la detuvo. Tampoco dijo nada. Ni un solo reclamo.
Apretó los dientes, cerró los ojos a todo y siguió, con más rabia.
Tal vez por eso los gritos, los golpes, las ausencias, los silencios.
Tal vez por eso terminó enojándose con la vida.
Tal vez sea hereditario
eso de resistir, de resentir, de rendirse y abandonarse.
agosto 9, 2006 a las 4:02 pm
Hmmm ¿qué ha pasado Sole? ¿Qué te parece resentir y decir en lugar de rendirse?
agosto 9, 2006 a las 10:52 pm
nonono! esa parte no hay que heredarla si uno no quiere! Lo que hay que heredar son los huevos de las abuelas del norte!!!!
De todo menos engrosar las filas abandónicas!!!
agosto 10, 2006 a las 8:29 am
Este es como un paréntesis, me parece, para entender el porqué escribes así de ella.
agosto 10, 2006 a las 5:01 pm
Definitivamente si hay algo que vemos y no nos gusta, no entendemos, no compartimos, debemos erradicarlo a como se pueda…
No crees?
agosto 10, 2006 a las 10:10 pm
Si lo estás viendo tan claro, ya no es hereditario. Esa herencia se puede romper.
agosto 11, 2006 a las 6:55 pm
Coincido con Humo y con Julia, esa herencia no es obligatoria.