Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

I say tomato, you say tomatoe… en technicolor

Dijo él:

“Para que me entendás: Los griegos tenían una noción de la luz, o mejor dicho, de la visión como si el asunto funcionara con «rayos» que salían de los ojos y «palpaban» el mundo. Alguno de todos señaló que el problema con la idea era que «mis» rayitos se encontraban en algún lado con «tus» rayitos.

Como veinte siglos después, la sabandija rastrera de Newton propuso que la luz en realidad eran muchas partículas diminutas que se movían por todas partes. Había un debate, no me preguntés entre quienes, lo importante es que no estaban de acuerdo respecto a si la luz se movía como ondas en el agua o más bien como piedras lanzadas por el aire. Para justificar su favor por las partículas, él… ¿cómo que cuál él? NEWTON. Newton es él del que te venía diciendo. Poné atención. Bueno, él decía que era sabido que las ondas «doblaban en las esquinas»- ya te explico cómo- si tenés una piscina con una esquina, y haces olas de un lado de la esquina, las olas llegan también al otro lado, o sea, «doblan» la esquina. Por ello, si la luz fuesen realmente ondas, deberían verse bordes difusos en las sombras. Una forma particular de esas sombras las había visto Grimaldi algún tiempo antes, pero Newton elaboró una complicada explicación para ese fenómeno particular. No. No tiene nada que ver con los de Mónaco. Acordate. Todos los reyes son malos. Y vagos por añadidura.

Huygens propuso casi al mismo tiempo que Newton una teoría basada en el concepto de las ondas. Interesantemente la teoría de Newton no podía explicar cosas que la de Huygens sí podía, entre ellas algo que hoy en día se conocen como «los anillos de Newton». Los anillos
provienen de un fenómeno llamado interferencia. Si uno tira dos piedras en una posa de agua se crean olas en algunos lugares, pero hay otros donde el agua permanece relativamente calma. ¡Claro que importa quién era Huygens! ¿Me vas a dejar terminar de hablar?

La razón por la cual las pinturas de Monet se ven tan bien tiene también que ver con interferencia. La forma en la cual coloca colores uno al lado del otro produce el efecto que produce pues los colores se funden unos con otros. Es curiosamente algo que no existe en la
pintura en sí, sino en el hecho que una persona la está viendo. Con Seurat el efecto es más dramático aún, pues lo que está pintado y lo que uno ve es completamente diferente. Entendiste?”

Dijo ella:

“La gotita de azul se hechizó con aquella gotita amarilla que brillaba a su lado, solitas las dos en la inmensidad del lienzo blanco. La gotita amarilla era muy tímida y no se atrevía a enfrentar la mirada azulita porque sabía que si lo hacía nunca más podría ver otro color en su vida amarilla.

La gotita azul sabía que se secaría triste y sola si no hacía algo. No se perdonaría, por ejemplo, si el rojo les rompía estridente aquel ensueño o el blanco los borraba para siempre del mundo o el negro les impedía verse.

Le pidió ayuda a la pluma para escribirle un verso: “Quisiera ser pintura de base de cobre para fundirme en el calor del sol de tu tintura y entregarme puro a vos”. La pluma lo acusó de cursi y barato. La gotita azul le respondió que, algún día, cuando encontrara el tintero de su vida, lo entendería.

La gotita amarilla escuchó al papel recitar el poema y a la pluma quejarse de lo bajo que había caído la literatura y la poesía. El amor de colores la llenó de los rayitos de sol y del color del trigo que se pintan de amarillo y se atrevió a extenderse en una manchita hasta darle la mano a la gotita azul. Así, sin decir nada, calladita. La gotita azul la tomó y se la dejó entre la suya y le susurró historias de cielos y de mares de todos los azules del mundo y de Valparaíso, la ciudad al lado del océano lapislázuli y pacífico. Y soñaron.

Argenteuil, julio 25, 1872.

Creo que finalmente encontré el efecto que quería sin tener que mezclar los colores. Bastó colocarlos uno al lado de otro, con toques cortos y pequeños del pincel delgado. He conseguido un verde tierno e intenso que me recuerda el tono de los nenúfares. En un estanque, con un puente blanco atravesándolo. Tal vez funcione. Claude M. “

(Nota de Sole: Agradecimientos sinceros, de esos donde dice una graziaz!, al donante de la sección científica del relato. No se crean que esta sujeta conoce tanto dato curioso)

10 gotas de lluvia en “I say tomato, you say tomatoe… en technicolor”

  1. Pseudo-intellectual lunatic dice:

    great blog

  2. Floriella dice:

    Precioso cuentito, qué gotitas de colores más tiernas…

  3. Maria dice:

    Definitivamente para darle el color deseado a la vida, se necesita más de una gotita…

  4. Humo en tus ojos dice:

    otra vez! clap clap clap ¿se entiende porque digo que a los chiquitos no hay que comprarles libros de pintar sino espacios en blanco y tarritos de color para que descubran solitos el poder de unas gotitas junto a otras?

  5. Ana dice:

    Claro, no es necesario convertirse en uno con otra persona (como dicen por ahí), basta con ponerse al lado para que sea bello.

  6. Fabián dice:

    Excelente! Cada quien tiene una historia diferente que contar.

  7. Tony dice:

    Los fotones son onda y son partícula… cuando no la vemos es onda, cuando la observamos es partícula. Esto de la ciencia de las partículas es divertida y muy surrealista.
    Buen relato, me gustó eso de las gotas de pintura…

  8. marcelo dice:

    Te «contesto» en extendido…

  9. yuré dice:

    Tu poema en prosa me ha dejado daltónico de la emoción. Lo colocaré en la misma cajita donde guardo el de Rimbaud y las magnánimas teorías de Goethe (quien, por cierto, creyó que la posteridad le recordaría más por su investigación cromática que por literato) /// «El color es la expresión y el sufrimiento de la luz» me parece que dijo una vez.

  10. tugocr dice:

    Porque la gotita negra tiene que ser la mala de la película?

Y vos, ¿qué pensás?