Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

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El Fantasma de las Navidades presentes

domingo, diciembre 13, 2015

Mimí

Este es el primer año que no te escribí para tu cumpleaños. No porque no te haya olvidado ni porque te quiera menos. Pero es que algo raro me está pasando este año: ya no siento el pasado tan presente. Las ausencias, la tuya y la de Alejandro están ahí, pero dormidos. No sé bien cómo explicarlo, pero me pasó algo. Las cicatrices están ahí, las veo, son parte de mí, pero ya no sangran ni duelen.

Este año hicimos árbol de Navidad. Desde que me fui de la casa, Mimí, hace quince años, nunca tuve, ni Navidad ni árbil. Precisamente por eso, Mimí, porque cada diciembre, el pasado seguían tan presente, que ver árboles enormes, decorados con brillos y bolas y luces, perfectos para cualquier tienda, en lugar de alegrarme me entraba una tristeza enorme y mucha ansiedad. No pocas veces terminaba llorando. Evitaba esos lugares, con esa música y ese ambiente festivo.

Y es que Mimí, yo no era un Grinch: nunca he odiado la Navidad. No. A mí no me gustaba por lo sentía al recordar la época. Lo diferente que me hacía sentir a los demás. Esa disonancia. Impresiona el poder del trauma, que algo tan fuerte como la Navidad, fuera anulado por tantos años por los malos recuerdos.

No fue fácil, Mimí, probablemente por la falta de práctica, por ser una sección clausurada del cerebro. Es un árbol grande, pero no gigantesco. No fue planeado así, pero es sencillo con pocos colores, adornos de madera, de bolitas rojas, bellotas, nidos, manzanas y casas de pajaritos. Nada ecléctico, ni moderno, ni rimbombante, sin lazos, sin escarcha, sin nieve falsa, sin moda.

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Breve resumen de 2 quincenas de noviembre

miércoles, noviembre 25, 2015

En estos días, basta con leer el Twitter criollo para entender porqué tuvimos una Guerra Civil en 1948, porque en un país que hasta hoy, 70 años después, donde todos nos conocemos, somos familia o tenemos por lo menos a una persona en común, fuimos capaces de matarnos entre nosotros, de traicionarnos entre nosotros y perseguirnos entre nosotros.

A nadie le importa la tragedia de los cubanos, salvo a los periodistas y no sabe uno si es para salir en la sección de internacionales o para rellenar espacio o por llevarle la contraria a Cuba, una especie de pasatiempo nacional. De todos modos, desde los años treinta, decía el mismísimo presidente de la república que en Costa Rica hay solo tres estaciones: La lluviosa, la seca y la del pleito con los nicas. Otros que están felices porque casi nunca ven conflicto son los de la Cancillería. Se les nota en sus declaraciones a la prensa, cuando dicen que dan un colchón en el suelo, café con leche y repostería a los cubanos porque a Costa Rica se le conoce en todo el mundo por su respeto a los derechos humanos de todos. Lo mismo que le repitió el Ministro de Comunicación nada menos que a Silvio Rodríguez en un ameno intercambio epistolar virtual: Seguís leyendo

La batalla perdida de Mimí

sábado, octubre 24, 2015

De todas las batallas que Mimí libró por mí, para mí o contra mí, solo una destaca como derrota.

Cuando uno vive la mitad de la semana con la abuela, es evidente que la casa de ella se convierte en la mía. Ni siquiera tenía que llevar ropa, porque tenía de todo y cuando algo ya no me quedaba, simplemente lo sustituía. Tenía mi propio tenedor, mi lugar en la mesa, mi cobijita amarilla y hasta una bolsa de legos sin marca que me entretenían por horas, armando casas y familias, para las novelas e intrigas que a veces duraban meses en resolverse o en aburrirme.

La cotidianidad implica otras cosas, como bañarse. Y fue aquí donde di más guerra. Mimí era obsesivamente pulcra. Se bañaba todos los días, escrupulosamente, con agua fría y paste, a primera hora de la mañana. Y apenas se terminaba de alistar y decía “¡Gracias a Dios ya me bañé!”, empezaba la persecución conmigo para obligarme a hacer lo mismo.

Yo no era alérgica al agua, pero tampoco entendía qué era la urgencia. No tenía problema en quedarme en mi salsa y varias veces en vacaciones, propuse el experimento serio de pasar quince días sin bañarme, que quedara interrumpido cuando Mimí me dejaba caer un balde de agua en el patio, alegando que ya yo estaba agria y que atraía el mosquero, exagerando, como le gustaba siempre a ella. Seguís leyendo

La rabia que me dejó vacía

viernes, octubre 23, 2015

Choqué . Choqué y fue un vergazo. Creo que el choque más fuerte que he tenido y por primera vez en mi vida, no fue mi culpa.

Venía hacia Escazú, bajando por la 27. De repente aparecieron conos de esos que pone la carretera para cerrar un carril, justo después de una curva y sin antelación suficiente. El carro de adelante paró en seco. Yo logré frenar sin golpearlo, pero el carro que venía detrás de mí no. Me dio con todo y se quedó sin trompa. Empujó mi carro y golpeamos al de al frente.

Viví el choque con mucha cólera. Muchísima. Llevaba tanto tiempo sin chocar… y además mi carro. Es mi primer carro nuevo, comprado al contado, sin préstamo. Me gusta mucho el color medianoche azul de mi carro, ahora destrozado por un choque.

Me puse a llorar de cólera y de miedo. De miedo porque conozco un caso donde golpearon por detrás y la conductora quedó con un daño cervical que le hizo perder un 33% de la capacidad física. Me dolía y me duele mucho el cuello.

No entraba el celular ni los mensajes, justo en ese lugar. La gente de Globalvía insistía en llamar a la ambulancia y yo en que no quería nada de ellos. Uno me dijo que por favor reclamara, que ellos todos los días le decían a los patronos que no estaban avisando con antelación de 300 m en la carretera que se cerraba un carril. Me dijo que yo tenía razón, que la carretera tenía la culpa.

Llegaron metiches, zopilotes de grúas, ofertas de talleres autorizados, Marcelo.

Se hizo una presa de mierda. Hacía un calor de mierda. No tenía nada que hacer sin señal mientras llegaba el tráfico y el INS. Cuando finalmente llegaron, me quedé de última porque la señora de adelante tenía a su hijo enfermo y el de atrás, porque se lo llevó la grúa.

Mientras daba la declaración al INS, se acercó otro funcionario de Globalvías:

Mae, apúrese, no ve el problema que me está haciendo? –señalando a la presa. Para ese momento ya nos habíamos orillado.

Me emputé de nuevo: Seguís leyendo

Octubre- Mes rosa

viernes, octubre 2, 2015

Como parte de mi trabajo, cada cierto tiempo envío a los clientes un boletín con información de derecho laboral. Este es el boletín más reciente, del que me siento muy orgullosa, probablemente porque refleja mi experiencia personal y la de tanta gente que me ayudó, me apoyó y me acompañó en el proceso de mi diagnóstico y cirugía. Por eso quisiera compartirlo con el mundo entero. Si a usted le interesa recibir mi aburrido boletín, mándeme un correo a Alejandra.Montiel@zurcherodioraven.com y lo sumo a mi lista. Además estoy estrenando servicio de Mail Chimp y estpy enfiebradísima

Octubre es el mes de fines de semana de mujeres vestidas de rosado corriendo o caminando, de negocios pidiendo donaciones, de recordatorios de la importancia de hacerse el autoexamen o la mamografía. No es para menos: una de cada diez mujeres que vive en Costa Rica será diagnosticada con cáncer y es una de nuestras principales causas de muerte. Hay una mujer con cáncer de mama en su oficina. O al menos, hay una persona en su oficina que conoce a una mujer con cáncer de mama y todos sus matices del rosa:

El incierto. Rara vez el diagnóstico de cáncer es inmediato. Suele iniciar con una frase de terror: “El examen salió alterado” y lo que sigue son más exámenes, pruebas, biopsias y hasta cirugías, dependiendo del caso. Durante ese periodo, el foco de la conciencia está totalmente concentrado en lo que está pasando y, sobre todo, en lo que viene. Hay un replanteamiento forzoso de nuestra propia mortalidad, mucha tensión y, a veces, cambios pronunciados de humor. No es raro que todo lo demás pase a un segundo plano, incluyendo lo laboral. Seguís leyendo

3 días en Miami

sábado, septiembre 26, 2015

Me ofrecen envolver la maleta en plástico «porque es manipulable». Ayer terminé El Patrón del Mal y estoy paranoide. Me pasan por los ojos imágenes de decomisos, detenciones en el aeropuerto, manos anónimas metiendo paquetes de sustancias conocidas, pero ilegales. Pero no, gracias.

Gracias al trato chueco de las millas, viajo en primera clase y voy a hotel fino pagado con puntos. Yo recuerdo los años en que la clase turista recibía esta atención. Vajilla de verdad, cubiertos de verdad, vasos de vidrio, comida caliente, personas sonrientes y pacientes. Ahora está reservado para ese espacio entre cortinas. Una injusticia del viaje internacional. La señora de al lado lleva un gatito en el bolso que maúlla aterrado al despegue y al aterrizaje.

Creo que ya tengo edad para decir que Miami no me gusta. Por la razón que sea, pero no me gusta y no es esas ganas de ir contra todos como cuando uno dice que no le gusta París (que, por cierto, tampoco me gusta). Es una mezcla entre los malos recuerdos de infancia, el calor y la humedad pegajosa, la ausencia de transporte público decente y el acento cubano de tono triste de viejitos que deberían estar sentados en una hamaca viendo el mar y no cargando maletas. Me lo tomo como una vacación personal corta, de mucha lectura y práctica de chapoteo.

Hace muchos años no venía a Estados Unidos y estoy maiceramente impresionada de los kioskos en migración, del auto pago en farmacias y tiendas, de celulares que son tarjetas y en general de innovaciones que requieren que me expliquen despacito y como si fuera otro idioma, de algunas horas para acostumbrarme. Seguís leyendo

Sole alega legítima defensa

lunes, septiembre 14, 2015

Yo me sé cobarde y siempre lo he sabido. Por eso es que no me deja de extrañar que uno de los primeros recueros escolares, sea del lejano primer grado. Jugábamos basketball en una de las canchas del colegio. Llegaron los muchachos de quinto año y después de vacilarnos un rato, nos hicieron sacadas de la cancha y se apropiaron del espacio, entre burlas y empujones, quitándonos además la bola. La Mayoría de mis compañeras estaban llorando. Yo no. Lo que estaba era furiosa.

Pedimos la bola varias veces y nos ignoraron. Incluso uno de ellos empujó a la dueña de la bola, como a un monito molesto. De repente yo estaba en medio de la cancha, exigiendo a gritos que devolvieran la bola, arrebatándoselas y cuando trataron de quitármela, empujándola con toda la fuerza contra el muchacho de colegio, sacándole el aire y botándolo al piso.

Nos fuimos muy dignas, habiendo puesto todo en orden, sudadas, con las faldas por fuera y la bola en la mano. Seguís leyendo

San José, 11 de setiembre del 2015

lunes, septiembre 14, 2015

General:

Me agarró tarde para escribirle esta carta, porque el propio 11 el día terminó tarde y duré más todavía en acomodar las ideas.

A usted, ya yéndose de este mundo, le debe haber quedado el gusto de su impunidad y de saber que esta sería una fecha que siempre se recordaría con dolor y no se equivocaba.

Yo podría haber escrito ese día de algún recuerdo, de alguna historia triste porque de esos sobran, en muchos rincones del mundo. Podría haber escrito con rabia con el recuerdo de que ese día es un día cualquiera en Chile y que las manifestaciones de cualquier cosa son organizadas por los sobrevivientes.

Podría contarle cómo desde la mañana pensé en al diferencia de hora con Santiago, recordando momento a momento el avance del golpe, del bombardeo, las transmisiones de radio. Seguís leyendo

14600 días

domingo, septiembre 6, 2015

Desde hace 14600 días, el concepto de Papá me ha resultado ajeno y excluyente. Los demás tenían Papá. Yo no.  Es diferente cuando alguien nunca lo tuvo y nunca le ha hecho falta. Pero yo sí lo tuve, un tiempo corto y lo recuerdo y lo que más recuerdo era el cariño. Yo tuve un papá y de repente ya no.

Me ha hecho falta toda la vida, en ese lugar interno donde no hablo con nadie, solo conmigo. Cada vez que pensaba que si no se hubiera muerto, mi vida hubiese sido diferente. Que él no habría permitido tanto golpe, tanto grito, tanto dolor, tanto abuso. Que hubiéramos seguido los tres juntos. Que me habría comprado el juguete, la jacket, me habría dado el viaje, el carro, los estudios afuera. Creó la semilla de esa mata parásita del what if,  el engaño de imaginar una realidad alterna que no existe ahora ni existió nunca.

Cada vez que veía un papá cariñoso, amoroso, interesado genuinamente en sus hijos, involucrado, protector, me sentía y me siento como si estuviera viendo a un Quetzal que hubiese volado a posarse en mi mano. Me maravilla observarlo en acción, verlo ejercer su paternidad, cómo se relaciona con sus hijos, ver cómo se siente, se oye y se un papá siendo papá.  14600 días esperando la rara oportunidad de ver eso, como en una vitrina de la Universal en una Navidad, con la misma sensación de estar fuera de todo eso. Seguís leyendo

Porno Mimí

viernes, agosto 28, 2015

Mimí decía malas palabras. Siempre. Aunque podía hablar sin ellas, cuando las usaba, las usaba con un dominio absoluto. Le encantaban. No nos prohibía repetirlas, pero era claro que eran de su monopolio y además, en mi casa me hubieran dado un manazo por la boca, lavado la boca con jabón y enchilado, o una combinación de las tres cosas, si me hubiera atrevido a usar UNA de las palabrotas favoritas de mi santa abuela.

“Jueputa tuerto y lo bien que toca” – era una de sus frases favoritas. Nunca supe bien qué significaba, pero lo decía. Por ejemplo, en situaciones de admiración ante los talentos ajenos, cuando salía de la cocina con el delantal puesto a la sala a buscar algo y se le olvidaba qué estaba buscando o cuando algo la sacaba de quicio.

“Dejá de hablar mierda, vos” – era otra de sus muletillas. Mi abuela había llegado a tercer grado, pero leía mucho, y a veces prefería zanjar una discusión así que dejar como ignorante a su contertulio. A mí me lo aplicaba con frecuencia cuando le argumentaba posiciones o datos y sobre todo, cuando con mi habladera ponía en riesgo la revelación de algún secreto.

Algunos eran obviedades: “Me lleva puta”; “Cuerpo de pecado con cara de arrepentimiento.” “Come santo caga diablo”; “Dame Dios suerte que lo demás son putadas.” “Puta, gran puta, venérica”

Y esta joya: “¿Quién te crees vos? Si no sos pollo que rasca mierda a las 4 de la mañana” Seguís leyendo